𝟯𝟲

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Su mano se movía con calma, deslizándose en aquellas claras hebras que el mayor poseía, no sabía como, pero el llanto del pelimorado había cesado, aún así no se había alejado en ningún momento, envolviendo su cintura mientras ocultaba su rostro en el hueco que había entre su hombro y cuello, su respiración se había calmado, podía jurar que incluso se había dormido, pues la respiración de este era tan tranquila que lo hacia dudar en si estaba despierto o no, a pesar de eso, él no se había movido, no quería que el mayor se incomodara o en el caso de que este durmiera, no quería despertarlo, solo quería estar así, junto a él, calmándolo mientras trataba de encontrar alguna respuesta del anterior estado que Soobin había mostrado.

Yeonjun soltó un suspiro mientras apoyaba su mejilla en la cabeza del mayor, acariciando con suavidad la mejilla del mayor, quién de inmediato reaccionó, volviendo a acomodarse, esta vez acomodando su cabeza en el hombro del azabache, para así dejarle acariciarlo de mejor manera.

El menor levanto un poco su cabeza y se inclinó levemente, dejando sus labios suavemente en contacto con la frente del mayor, quién alzo su cabeza para mirarlo fijamente por unos segundos, dejándolo ver que el color rojo del borde de sus ojos había disminuido, quedando un leve color rosado en el borde de estos, Yeonjun sonrió levemente, tratando de que él mayor lo imitara, pero este solo se dedicaba a observarlo.

Soobin levanto su mano y con cuidado la colocó sobre la mejilla del menor, haciendo que este se pegara a ella en busca de la calidez que su mano desprendía, Yeonjun coloco su propia mano sobre la ajena y se acercó lo suficiente para poder unir sus labios con los del mayor.

Soobin ni siquiera dudo en responderlo, con la misma calma que caracterizaba cada uno de sus besos, pero el pelimorado no tardo en acabar con aquel beso.

Necesitaba decir tantas cosas, disculparte, necesitaba sacar todo lo que se guardaba, aún sabiendo que Yeonjun podía reaccionar mal.

— Tú sabes que lo que siento por ti... es increíblemente grande —Murmuró él sin alejarse del rostro del menor, quien asintió levemente mientras él incorporar su cuerpo para quedar frente al azabache. — Jamás he puesto en duda mis sentimientos hacía ti, se me ha hecho imposible dejar de sentir cosas por ti a pesar de todo este tiempo en el que he estado intentando alejarme, controlando cada sentimiento y emoción cada vez que veo a alguien acercarse a ti... aún así nada a cambiado en el amor y anhelo que siento por ti Yeonjun

— Es por eso que llorabas... —Comentó el menor sintiendo algo de culpa mientras veía al mayor negar de inmediato, este tomo el rostro del mas bajo entre sus manos y soltó un corto suspiro mientras cerraba sus ojos, uniendo sus frentes.

— Tengo demasiadas cosas guardadas dentro de mi, y necesito sacarlas, necesito deshacerme de ellas para al menor intentar estar bien —Murmuró mientras colocaba una mano en su pecho, su mirada demostraba algo de desesperación.

— Soobin, estoy aquí, sabes que puedes contarme lo que sea —Dijo el menor sin dejar de observarlo.

— Yeonjun yo no he dejado de amarte, soy consciente y capaz de asegurar que lo que siento por ti desde la primera vez que te bese... incluso si tu no te atrevías a aceptar lo que sentías por mi, yo jamás lo puse en duda, que no pudieras recordar lo que teníamos después del accidente era devastador para mi, después de todo lo que pasamos, por fin lo habías aceptado y en un par de horas no recordabas nada —Habló él con algo de dificultad, su pulgar no dejaba de acariciar la mejilla del menor. — Cuando me aleje de ti... fue como si tuviera un vacío dentro de mí, algo que nadie más que tu podía arreglar, pero no quería atormentarte, no quería que mi presencia te incomodara, y no quería que el vacío en mí fuera más doloroso...

Yeonjun asintió levemente mientras se acercaba para dejar un corto y suave beso sobre sus gruesos labios, de los cuales salió un suave suspiro mientras sentía la mejilla del menor acariciar la suya, como si fuera un pequeño y adorable felino.

𝙋𝙄𝙒𝙆𝙀𝙉𝙔𝙀𝙔𝙐 // 𝙎𝙊𝙊𝙅𝙐𝙉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora