Ciertamente el mundo siguió su curso natural a pesar de todo.
El día sucedió a la noche.
Las lluvias abrazaron el sol de verano.
Y las semillas que estuvieron esperando para brotar de sus sembradíos vieron llegar las mejores temporadas de cosecha para proporcionar el fruto soñado en las afueras de la ciudad.
La necesidad del cambio era ineludible.
Donde para recibir un bien era necesario un mal.
Para susurrar un 'te amo' primero se requería de un 'te quiero'.
De igual forma existían las desavenencias.
Los choques de temperamento.
Los caprichos.
Uno que otro reclamo.
Y, en casos muy extremos, las peticiones extravagantes con métodos exagerados que pretendían la persuasión inmediata de corazones no tan acostumbrados al ornamento. Eso en cierto momento también requirió un control.
Así, con el pasar del tiempo, la flor sugirió mayor costo que el diamante.
Y la sonrisa fue mejor valuada que un tesla.
Esa resultó la única constante. Hubo tanto a lo que Vegas estuvo dispuesto a renunciar con tal de satisfacer a Pete. Y aunque continuamente se vio en la penuria de intervenir por comodidad y conveniencia tratándose del terco muchacho estaba claro que las decisiones más importantes siempre pasaban por el filtro de inspecciones que el futuro chef premeditaba con sigilo y cautela.
Como aquella vez que Vegas sugirió un cambio temporal de vivienda. Pete desglosó punto por punto los motivos principales para mostrar por qué era absurdo realizar un gasto tan innecesario en la inversión de un inmueble con las características que le fueron presentadas.
Sus argumentos eran exactos.
Y habría ganado en cada debate de no ser porque Vegas fue tan astuto como para contraatacar fundamentando que, desde ese sitio, la universidad a la que asistiría Pete quedaba casi a dos cuadras.
Las ventajas se fueron superponiendo dramáticamente:
Corta distancia.
No levantarse tan temprano.
Buena ubicación.
Privacidad.
Cercanía a centros comerciales.
Tiendas de conveniencia
Su restaurante favorito.
Parques recreativos.
En fin, Pete no tuvo más remedio que agachar la cabeza por única vez.
El resto quedó bajo su mando. Vegas no puso ni un solo pretexto a la decoración escogida por el futuro estudiante. De esa manera, mientras Pete analizaba los tonos de sus futuras sábanas Vegas se imaginaba a sí mismo despertando todas las mañanas frente a tan grande ventanal que seguramente iluminaría las curvas desnudas del muchacho estricto.
Esas sonrisas amables que accedían a las sugerencias meticulosas de Pete estaban claramente perfiladas por la seductora imaginación de Vegas. Una que le hacía desglosar los sitios y rincones por los que deseaba joder el trasero del futuro estudiante.
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Carpe Diem [VegasPete]
FanfictionA Pete la suerte nunca le sonrió. Condenado a abandonar sueños y metas por sus escasos recursos decide tomar el puesto de su viejo padre como un simple taxista de medio tiempo a quien el destino relega a la tediosa rutina. Hasta que, en una madruga...