IV

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La hora de la comida fue agradable.
Creía que por ser hijo de una familia rica iba a ser arrogante, presumido y narcicista. En realidad, resultó ser todo lo contrario. Incluso llegó a compararlo con Eren, de inmediato se arrepintió de haberlo hecho. Así como a ella jamás le ha gustado que la comparen con otra persona, a ella no le gusta comparar a los demás.

— ¡Adiós, Hange! ¡Nos vemos en la casa! — se despidió de ella desde el umbral de la puerta.

— ¡Cuídate, preciosa! ¡Nos vemos al rato! — exclamó con júbilo, haciéndole un ademán con su mano. Ava asintió sonriente para después salir.

Se incorporó al grupo que estaba esperando por ella. De inmediato, se dirigió al brazo de su amiga Sasha para comenzar su andar.

— Dime, Ava, ¿Qué te gusta hacer? — su pregunta ocasionó qué la mencionada soltara a su mejor amiga para estar al lado de Porco en su caminata.

— Suelo leer cuando tengo tiempo libre — respondió. Si quería llegar a un acuerdo sobre la sentencia de Eren con ese chico, debía ser amable.

— ¿Nada más?

— Sí.

— Perdón que me entrometa, pero Ava suele hacer pinturas muy hermosas — comentó Sasha, quien, sin importar recibir una mala cara de parte de la ojiverde, sonrió —. Y tejer.

— Y bailar — contestó Annie esta vez.

— Bien. Veo que hay muchas Avas aquí — respondió Zoe, un tanto molesta. El par de chicas rió. Decidieron apresurar su paso para dejarlos a solas.

— ¿De verdad te gusta hacer todo eso? — insistió Porco. Ella asintió.

— No es algo que suela presumir, ¿Sabés? Ya que son actividades que no realizo con tanta frecuencia.

— Bailar — susurró — ¿Algún día quisieras ir a bailar a una discoteca?

— Un antro, ¿No?

— No. Una discoteca. En los antros hay alcohol, tabaco y alguna que otra sustancia nociva y yo no te pienso exponer a esa clase de cosas.

« — ¿Un... Antro? Jamás he ido a un sitio de esa clase.

— Oh, sí. Lo olvidaba. La señorita refinada sólo asiste a bailes de suma elegancia y cenas a alto costo».

Suspiró.
Aún recordaba esa noche donde Eren la dejó sola en ese lugar. Tuvo que llamar a su hermana y a su primo lejano, Jean, para que fueran por ella.

— No lo sé. Sería en plan de amigos, ¿No? Recuerda que tengo novio.

— Sí. En plan de amigos — contestó sonriente. Marcel vio sobre su hombro a su hermano. Conocía esa sonrisa, era una sonrisa falsa. Solía mostrarla cuando algo le había hecho sentir mal.

— No sé. Algo me dice que no estás muy convencido con mi sugerencia.

— ¿Qué?, ¿Por qué lo dices?

— Hay algo en tu sonrisa que no me cuadra. Es como si estuvieras fingiendo.

— Ah... Yo... No, nada de eso.

Suspiró. Dejó de insistir. No quería darle ilusiones a ese castaño, ella ya estaba completamente enamorada de alguien más.

— Porco... ¿Qué pasará con Eren? — se detuvo. Esperó a que los demás se alejaran unos cuantos pasos para no ser escuchados.

— Hasta que aceptes mi propuesta es cuando voy a decidir. De momento, no.

— Eso no es justo. Me estás utilizando para algo egoísta.

— Piénsalo, Ava.

[...]

La celda se abrió con brusquedad.
Qué manía de abrir de esa forma, sólo lo asustaban. Otras veces llegan a golpear los barrotes cuando llegan a visitarlo, ¿Por qué esta vez abrieron la celda?

— Oh, Dios... — se levantó de golpe de la cama. Corrió hasta ella para abrazarla con fuerza. Podía ser 7 centímetros más alto que ella, pero aún así, se sentía una gran diferencia tenerla entre sus brazos. Era como cuidar una flor de no ser maltratada y tratarla con delicadeza —. Ava, estás aquí.

— Me di la oportunidad de salir temprano del trabajo para venir a verte — contestó.

Al momento de separarse, lo que menos esperaba era un beso en sus labios. Suspiró profundamente ya que, la primer y única vez que la besó de esa forma fue cuando su noviazgo comenzó. Pasada sus dedos pulgares por las mejillas de la chica, ella lo abrazó del cuello para hacer más profundo el beso.

— Ya no quiero estar aquí — susurró cansado. Ella suspiró mientras lo soltaba.

— Pronto vas a salir — dijo, animada.

— ¿Cuándo?, ¿Cómo? Lo más seguro es que ese sujeto establezca una fianza lo suficientemente alta como para dejarme refundido aquí.

— Eren, te he dicho que no desesperes, por el amor de Dios. No importa la cantidad que pida, la voy a conseguir para sacarte de aquí.

Claro. Un matrimonio por una herencia era un alto precio que debía pagar a cambio de que su novio quedara libre.

— ¿Y cómo?

— Podría trabajar tiempo extra, no lo sé, pero buscaré la forma de sacarte de aquí.

— Ava... — acarició su mejilla —. Perdóname. Jamás quise que te vieras involucrada en todo esto.

— Hey, tranquilo — sonrió —. Soy tu novia y te voy a apoyar. Sólo tranquilo y ten por seguro que todo saldrá bien, ¿Si?

— Lo siento tanto — susurró —. Lo siento, lo siento, lo siento, Ava, de verdad.

— Eren... — susurró. Recostó su cabeza sobre su hombro. Lo abrazó del torso, a su vez, él rodeó su cintura. Ninguno de los dos decía algo, pero de algo estaba completamente seguro, tenía que arreglar su relación con Ava si quería salir lo mas pronto de ese lugar.

— Cuando salga, nos vamos a casar, eh.

— Sí...

Ambos deseaban casarse, sí, pero no con ellos mismos. Él deseaba casarse con una pelinegra porque estaba más enamorado de ella que de la mujer que tenía abrazada. Por su parte, la ojiverde deseaba casarse con otro castaño para sacar a su novio de la cárcel.

¿Hasta cuándo se dará cuenta que la vida junto a Jaeger no es ni será de color rosa?

Lo primero que fue a hacer al llegar a su casa, fue ir a su habitación a esconderse entre las sábanas. Su hermana todavía no salía de trabajar, así que tenía oportunidad de dormir un poco más antes de que llegara a casa.

— No sé qué hacer — susurró —. Es una presión tan grande que me impide concentrarme en cualquier momento. Quizá llame a Yelena para que me ayude con eso... — iba a sacar la mano de las sábanas para buscar su teléfono pero de nueva cuenta la volvió a ocultar —. No, mejor mañana.

Suspiró y se envolvió nuevamente con las sábanas para dedicarse a dormir.

Edge Of Glory; Porco Galliard.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora