Edge Of Glory; Porco Galliard.

XII

Una vez dada por terminada la reunión, Everdeen invitó a Zoe a comer.

Un restaurante al que ella solía ir de vez en cuando, o, más bien, cada fin de semana acompañada de su hermano mayor o pocas veces con su tío y esposa de este mismo.

Después de haber ordenado, comenzaron con la conversación que tanto a Ava le causaba curiosidad mientras que a Céline le abría la caja fuerte donde mantenía escondidos aquellos momentos de dolor, sufrimiento y tristeza por lo que tuvo que pasar.

— Céline — habló Ava —, si no te sientes cómoda al contarme, simplemente no lo hagas. No quiero que te sientas mal.

— No te preocupes — respondió con una sonrisa —. Eso ya pasó hace dos años, todo está bien — suspiró profundo y asintió, esperando respuesta de parte de la mujer de cabellos plateados —. Levi y yo estuvimos casados por casi cinco años, todo iba marchando bien. Sin embargo, tuvo un ligero problema con mi tío lo que ocasionó la renuncia de Levi.

— ¿Del mismo trabajo?

— No. Personal. Mi tío descubrió que Levi robaba dinero de la empresa, a su vez, tenía contacto con pandillas en Estados Unidos así como... Estaba comenzando una relación amorosa con otra mujer.

Le había sorprendido la nueva reputación de Levi. Lo conoció siendo un hombre firme, respetuoso y honesto. Dichas palabras desconcertaban a Ava a tal grado de no querer conocer más acerca de su pasado.

— Me divorcié de él. Sólo estaba conmigo por dinero, no porque estuviera enamorado de mí. Al final, se terminó yendo a Estados Unidos, tengo entendido que vive con su prima Mikasa.

— ¿Mikasa? — preguntó — ¿Ella también es una Ackerman?

— Ah... Sí. Mikasa Ackerman. ¿Por qué?

No creía en las múltiples deducciones que su cerebro hizo de manera instantánea. Había pasado por alto aquella cadenita de plata que le fue entregada a Eren el día de su cumpleaños donde sólo tenía escrito el apellido del remitente: Ackerman. Pensaba que había sido Levi el que le regaló dicho accesorio a su novio ya que eran amigos.
Intentaba ignorar cómo su cerebro le gritaba que Ackerman, Mikasa Ackerman, era la responsable de regalos que le llegaban a Eren cuando se encontraba en casa de Ava pasando la tarde sin hacer nada porque Jaeger no se atrevía a "faltarle el respeto" a su novia.

— ¿Ava?

— ¿Huh? — parpadeó múltiples veces hasta que volvió en sí.

— ¿Todo bien?

— Claro, sí.

— Bien... Ah... ¿Cómo te ha ido con Porco Galliard? Veo que finalmente dejaste a Eren.

— Céline, quisiera ser sincera contigo. Eres la única que sabrá de esto y... Quisiera que así fuera hasta que se llegue el momento adecuado para hablar.

— ¿Okay? Me estás asustando. ¿Qué pasa?

— No he dejado a Eren — comenzó —, él está en la cárcel porque cometió un robo a la casa de Porco. La verdadera razón por la que me encuentro con él es para que él obtenga la herencia familiar y yo poder liberar a Eren a irnos lejos de Estados Unidos, a otro país.

Suspiró profundamente. Sabía que Ava era una mujer soñadora mas no sabía cuánto podía llegar a serlo. En la mirada esmeralda de Zoe se le notaba el sufrimiento y no, no era por tener a su novio encerrado detrás de barrotes de metal, era porque cuando estaba libre, recibía abusos físicos y verbales a su persona. Manipulaba la mente de Ava al grado de hacerla sumisa, algo que a Céline, se le hacia familiar.

— Entiendo — respondió. Dejaron los platos de comida sobre sus mesas para luego retirarse —. Dime, Ava, ¿estás segura que amas a Eren o es mera costumbre su relación?

Anteriormente, cuando le hicieron dicha pregunta, siempre aseguraba estar enamorada de aquel castaño ojiverde.

Sin embargo...

Ahora...

Por primera vez...

Comenzó a dudar.

Céline sonrió para sus adentros. Sabía, así como todos, que meter la duda en una persona no es un acto correcto. No obstante, ella tuvo que pasar por la misma situación que la pequeña Zoe se encontraba ahora.

— No lo sé.

Respondió luego de permanecer en silencio por unos minutos.