012

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Llovía.

Era una noche de tormenta e incertidumbre. Akutagawa se debatía entre la vida y la muerte en una sala de un hospital privado, y en secreto de todos, en especial, de los únicos sobrevivientes de la organización enemiga.

Higuchi y Kouyou lo acompañaban, esperando que respondiera a los medicamentos administrados por los médicos horas antes.

El mafioso azabache estaba débil y bastante delicado. Comenzaba a mover uno de sus dedos y a querer abrir los ojos. Buena señal.

— ¡Akutagawa-senpai! ¡No te sobre esfuerces!

— No le hables mucho, Higuchi. Akutagawa saldrá de esta, ya lo verás. Él es fuerte.

Intervino Kouyou, al ver lo desesperada que se encontraba la rubia. Sabía de los sentimientos de Higuchi hacia Akutagawa, y quería verlos felices juntos en el futuro, sin saber que Akutagawa ya estaba casado y con el tigre de la Agencia de Detectives Armados.

Anee-san, Higuchi, iré a atender un asunto. Manténganme informado sobre cualquier cosa de Akutagawa.

Entró y salió Chūya de la sala sólo para avisarles. Se dirigiría a la casa donde Atsushi y Ryūnosuke han estado viviendo desde que decidieron unir sus vidas en matrimonio. Debía darle información de todo al albino para que tuviera esperanzas, esperanzas que Dazai, sin saber bien del asunto, le quitó.

*★*★*★*

Atsushi terminaba de vestir a un tranquilo Haruo después de darle un baño. Estaba asustado con la tormenta, al ver que los árboles se sacudían con gran intensidad a través de su ventana.

El bebé azabache de ojos bicolor, empezó a balbucearle palabras inaudibles hasta sonreírle, mientras mordía uno de sus deditos pulgares de la mano.

— Ryū estará bien... Papá estará bien, Haruo. Él no pudo haber muerto por más que me crea a Dazai-san... Ryū prometió no abandonarnos nunca y estar siempre con nosotros... Tiene que cumplirlo...

De nuevo, las lágrimas estaban saliendo, no podía contenerlas. Haruo sentía que algo no andaba bien, al notar esa mirada triste en el mayor. Hizo gestos de llanto y empezó a llorar.

— ¿Eh? No, Haruo... No llores, por favor...

Levantó al niño en sus brazos, y lo recargó en él, para dar ligeras palmaditas en su espalda y poder tranquilizarlo.

— M-Mami está triste, pero fue un sentimiento repentino... V-Vayamos a cenar algo... Tengo que preparar tu biberón.

En ese momento, Chūya tocó el timbre de la casa. Si bien, había resultado herido en la misión, no fue lo suficiente como para quedar en coma al igual que Akutagawa, quien hizo más esfuerzo del que era capaz.

— ¡¿C-Chūya-san?! ¿Qué está haciendo aquí?

Estaba sorprendido. Había dado el pase de entrada a la casa a Chūya, sin descuidar de uno de sus brazos a Haruo.

El pelirrojo entró, cerró la puerta, y tomó al bebé en brazos, acurrucándolo de mejor manera en su mantita suave.

— ¿Por qué hiciste llorar a mi sobrino?

— ¡¿Eh?! ¡Yo no...! Es solo que... Ryū... Dazai-san me dijo que Ryū...

— Akutagawa está respondiendo a los medicamentos. Lo más seguro es que se recupere. Él está en coma.

"Coma" Esa palabra sonaba tan aterradora como "muerte".

— Ryū... ¿Está muy herido?

Chūya sonrió con esperanzas, seguro de que todo iría bien.

— Akutagawa vivirá para tí y para Haruo cómo prometió. Antes de quedar inconsciente él me lo dijo. Es la primera vez que lo ví enamorado.

BEBÉ DE HABILIDADES [SHIN SOUKOKU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora