009

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Era de noche.
Dazai y Chūya se habían reunido para tener uno de sus encuentros de placer, de manera que nadie los viera llegar juntos a la casa de Chūya.

Solían hacerlo tres o cuatro veces por semana y en las noches, después del trabajo.

— Hace frío afuera, Chūya, pero tu cuerpo calientito me quita el frío. Esta vez, es mi turno. Ahora serás mi perro y me vas a obedecer.

— ¡¡¿AHH?!! Me niego. Te toca a tí ser el de abajo, Dazai. Hace dos días fui yo.

Chūya fue puesto en la parte inferior en un abrir y cerrar de ojos. Dazai ya estaba sobre él, lamiendo ferozmente desde su abdomen hasta el medio de su pecho, pasando así a dar pequeños mordiscos en su cuello.

— ¡O-Oye!

— La mayoría de las veces soy yo quien recibe. Es tu turno, Chūya. Deberías de disfrutarlo.

— Te prohíbo las marcas, idiota.

*★*★*★*

Una tormenta invernal se acercaba. Atsushi y Ryūnosuke habían salido de compras a una tienda de conveniencia cercana. El mafioso llevaba a Haruo en sus brazos, muy arropado por las bajas temperaturas, mientras que el albino traía las bolsas de las compras con él.

— ¿Agarraste la leche en polvo de Haruo, Jinko?

— Sí. Eché dos latas grandes... Haruo ya no tenía qué comer..

Contestó avergonzado.

Haruo apretaba uno de los mechones de su padre con su pequeño puño, y con el otro, sujetaba bien su camiseta. Volteó hacia arriba en dirección al rostro de Akutagawa, bastante curioso, que su gorro de tigre descubrió su cabeza con el movimiento.

— ¡Hola, Haruo! ¿Me quieres decir algo? ¿Te incomodan los brazos de papá?

Preguntó Ryū, mirando la tierna y adorable carita que lo observaba. El niño le sonrió.

— Yo creo que a Haruo le agradas, Akutagawa.

Continuaron su camino a casa, el cual no era muy largo. Solían salir a lugares de corta distancia para no tardar mucho en regresar.

Jinko.

Habló de repente, deteniéndose frente a la puerta principal de su mansión.

— ¿Si?

— ¿Por qué sigues siendo así?

— ¿Cómo?

— El destino con nuestras habilidades nos dió un hijo. Si me casé contigo no fue por la obligación de cuidar de Haruo, sino que...

Hubo un silencio inesperado. Akutagawa acomodó mejor a Haruo en la cangurera donde lo cargaba, y se situó frente a Atsushi, justo antes de entrar a su hogar.

— Odio rebajar mi orgullo a esto pero, me enamoré de tí, Jinko. Por eso, queda prohibido sentirse apenado frente a mí, o llamarme por mi apellido. A excepción de estar en presencia con los demás. Quiero que nuestra relación cambie, que seamos un verdadero matrimonio y una familia unida. Hagámoslo por nosotros y por Haruo.

Atsushi se sentía más nervioso de lo normal. Si bien, estaba enamorado, o eso creía, temía demostrar sus sentimientos. Su corazón estaba acelerado, y sin darse cuenta, tenía sus mejillas ruborizadas y eso era notorio para Ryū, incluso bajo la poca luz de las lámparas locales.

El azabache se aproximaba a su rostro, y con una de sus manos, sujetó su barbilla, mirándolo a los ojos, después de haber estado observando sus labios.

Akuta... Ryū, yo...

Akutagawa no le permitió terminar la frase. Simplemente lo besó por primera vez, y para su sorpresa, Atsushi estaba correspondiendo. Ambos eran inexpertos en el amor, y con ese beso podía notarse.

De suave, pasó a ser más profundo. Akutagawa atrajo hacia él a Atsushi, tomándolo de la cintura de manera atrevida. Todo terminó, cuando el bebé azabache soltó el llanto en medio de los dos, recordándoles que ahí se encontraba y que tenía sueño.

— Mi Haruo ya se molestó... Deberíamos entrar ya, Ryū...

Aún le costaba pena pronunciar el nombre. Se sonrojó. 

Entremos. Cuando se duerma Haruo, haremos algo divertido, Atsushi.

"¿Atsushi?"

— ¿Qué cosa....?

— Invitaremos a Dazai-san y Chūya-san a cenar con nosotros. Alcanza para los cuatro. Mi abuela me enseñó a cocinar.

— Supongo que está bien... Hay que llamarles...

Dijo no muy convencido. Atsushi conocía los planes de Dazai con Chūya para esa noche, pero no se atrevía a decirle nada a Akutagawa.

— O podemos cenar sólo nosotros dos...

Ibas a decirme algo antes del beso. ¿Qué era?

— Y-Yo también te amo, Akuta.... Ryū...

BEBÉ DE HABILIDADES [SHIN SOUKOKU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora