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— Nii-san.

Gin sujetó una de las mangas de la camiseta de Akutagawa, haciendo que se detuviera al instante antes de partir con destino a Yokohama.

— Gin...

— Hay algo... Muy importante que debo decirte. ¿Podemos ir a un lugar más privado?

*★*★*★*

Se encontraban en una habitación deshabitada. Sólo ellos dos, con las maletas de Ryūnosuke. Gin estaba un poco nerviosa al no saber cuál sería la reacción de su hermano mayor.

— Dime lo que ibas a decirme, Gin. Te escucho.

La azabache sacó una fotografía con la imagen de una mujer de cabellera negra, muy parecida a ella, pero mayor. Usaba gafas, y portaba unos libros en sus brazos, como si de una maestra se tratara.

— Nii-san... Logré contactarme con mi madre... Ella nunca dejó de buscarme y... Quiere verme mañana. Vive en Tokio, quiero conocerla...

Ryūnosuke era fuerte, pero sus ojos se llenaron de lágrimas al escuchar eso. Él y Gin eran hermanos por ser hijos del mismo padre, pero sus madres eran personas distintas. Su única familia durante muchos años, estaba por ser separada por la aparición de la madre de Gin.

El joven del Rashōmon no pudo evitar abrazar a su hermana y palmear su espalda delicadamente, mientras dejaba caer sus lágrimas por sus mejillas. Aunque era una persona fría, le daba mucho gusto y sentimiento que Gin finalmente tuviera noticias de su madre, a diferencia de él. Aunque también estaría al tanto de qué tipo de persona era esa mujer.

— Me da mucho gusto, hermanita—. Se separó del abrazo y acarició la cabeza de Gin con ternura, despeinado su cabello.
— Estoy seguro de que esa señora te amará mucho y estarás con una buena familia.

— Nii-san... Ven conmigo. Presiento que mi mamá es una buena persona y estará dispuesta a ser una madre para tí también. Vamos a Tokio.

Sujetó una de las manos del mayor, quien se negó a caminar.

— No, Gin. Mi familia está en Yokohama. Algún día conoceré a tu madre, pero dudo que ella me considere su hijo. Es verdad que cuidó de mí... Cuando era pequeño. Aun así, Jinko y mi hijo me necesitan y yo a ellos.

*★*★*★*

En Yokohama, específicamente en la Agencia de Detectives Armados, todos hacían sus labores. Todo estaba tranquilo hasta que cierto niño empezó a quejarse mientras dormía, despertó, y ahora estaba llorando, sobre un futón pequeño que se hallaba sobre el suelo, en un lugar donde pocas veces circulaban.

— Mami~ Mamá~

Decía entre llantos, tocando su cabeza con ambas manos, con malestar general.

— Mocoso, calla a ese otro mocoso. Irrita.

Kunikida se quejó al instante. Los llantos de Haruo lo distraían y desconcentraba de su trabajo. Atsushi se levantó de su asiento, pero antes de llegar al futón, fue Kyouka y Naomi quienes prestaron atención al niño primero, siendo Kyouka la que lo tomó en brazos para consolarlo.

— Haruo-kun, no llores. Tu papá está aquí también.

Dijo con voz suave. El niño buscaba a Atsushi con la mirada, hasta ubicarlo.

— ¡Mami! ¡Me dele!—. Gritó sollozando.

El albino se acercó a ellos y pidió a Kyouka que se lo diera, para averiguar qué era eso por lo que el bebé azabache se había estado quejando desde que despertó.

— Haruo-kun es igualito al perro... Quiero decir, a Akutagawa—. Corrigió Naomi.

— ¿Dónde te duele, Haruo?

Cabezha, mami. Me dele mucho...

— Iremos con Yosano-san para ver cómo puede curarte.

*★*★*★*

En uno de los lavabos de la nueva enfermería de Yosano, Dazai se sentía bastante débil por los recientes vómitos por los que estaba pasando. Pese a tener un mes de embarazo, sus síntomas eran mucho peores que su primer embarazo de hace varios años. Sufría, pero sus ganas de tener al hijo de Chūya con la esperanza de ser una familia eran mucho más fuertes que cualquier dolor.

Mientras Yosano daba un chequeo al pequeño Haruo, Atsushi fue con Dazai, apoyando una de sus manos en un hombro del castaño.

— Dazai-san. Es terrible lo que sientes, pero a mí... Me gustaría ser un hermano mayor para tu bebé. ¿Puedo serlo?

Dazai sonrió.

— Eso no se pregunta, Atsushi-kun. Serás el mejor hermano mayor.

Atsushi se ruborizó.

Ryū está viniendo a Yokohama en este momento... Chūya-san también. Te deseo suerte si vuelves a hablar con él sobre el bebé, Dazai-san. Es feo vivir sin padres...

BEBÉ DE HABILIDADES [SHIN SOUKOKU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora