008

3.9K 417 192
                                    

Era una mañana como cualquier otra. Atsushi había preparado el desayuno desde antes que Akutagawa se levantara de dormir. Había decidido no despertar al azabache debido a que en la noche anterior, Ryū tuvo fiebre y malestares generales, quería dejarlo descansar, pero el mafioso finalmente había despertado por su propia cuenta.

— ¡Buenos días, cariño!

Saludó Atsushi con una sonrisa tierna y un ligero rubor en sus mejillas. Colocaba los platos y demás cubiertos sobre la mesa, siendo cuidadoso con ellos.

— "¿Cariño?". Jinko, no has querido tener relaciones conmigo, Haruo ya tiene siete meses desde que nació, ¿Y te atreves a llamarme "cariño"?

— No estoy listo, Akutagawa. A-Algo me dice que es una nueva forma de asesinato... Y tengo que vivir para cuidar a Haruo.

Titubeó nervioso.

— No metas a Haruo en tus pretextos, Jinko. Lo haremos hoy por la noche, cuando ese bebé esté dormido.

— ¡¿Ehh?! P-Pero hacer eso con un hombre es algo...

— ¿Lo has hecho con mujeres?

— ¡¡T-Tampoco!!

— Entonces cálmate y desayunemos. Se nos hace tarde para ir a trabajar.

★*★*★

Tiempo más tarde, en la sede de la Port Mafia...

Akutagawa se mantenía más serio de lo normal. Estaba recargado en una barra metálica, pensando en soluciones por hacer para que Atsushi dejara de tenerle miedo y confiara más en él. Tenían siete meses de casados y apenas se hablaban, aunque en el fondo, ambos saben que sienten amor por el otro, pero les cuesta demostrarlo.

— Akutagawa-senpai. ¿Sucede algo? ¿Tiene algún problema?

Se acercó Higuchi, con intenciones de ayudar. Lo que ella ni nadie a excepción de Chūya sabían, era sobre el matrimonio y el hijo de Akutagawa. Nadie en la mafia estaba enterado, sólo el ejecutivo pelirrojo.

— No es nada, Higuchi. Regresa a tus asuntos.

— Pero... Quería ayudar...

— No puedes ayudarme.

Higuchi salió decepcionada del gran cuarto de mafiosos. Chūya estaba entrando en ese instante y fue hacia Akutagawa para ver qué sucedía.

— Akutagawa. Te ves de mal humor. ¿Tuviste una pelea con el chico tigre?

Preguntó en voz baja, evitando ser descubiertos por los demás.

— No es una pelea, Chūya-san.

Se dispuso a contarle lo sucedido a la persona en quien más confiaba. Cómo buen mentor, Chūya le aconsejó algunas cosas que podrían serle útiles en el futuro.

— ¿Y Haruo cómo está?

— Haruo está hermoso. Le están empezando a salir los primeros dientes, juega más con sonajas y con algunos juguetes, ya prueba las papillas, se mantiene sentado y balbucea palabras que nadie entiende.

Aunque él mismo no se diera cuenta, estaba respondiendo a la pregunta de Chūya con una sonrisa cálida. Chūya también sonrió.

— Un día de estos iré yo, el tío Chūya a visitar a ese niño y le llevaré un sombrero.

*★*★*★*

Mientras tanto, en la Agencia...

En un momento de privacidad, en los baños de la agencia, Atsushi aprovechó la oportunidad para preguntarle sus dudas y contarle sobre los planes de Akutagawa para esa noche.

Haruo jalaba del mechón del albino y quería introducirlo a su boca, por lo que Atsushi se lo quitó de inmediato.

— No hagas eso, Haruo.

Dazai rió.

— Espero que la personalidad de Haruo-kun no sea la misma que tiene Akutagawa. Bastante hizo con salir idéntico a él.

— Sí... Dazai-san, sobre la pregunta de hace un momento... ¿Debería hacerlo? Algo me dice que yo seré el de abajo y... Eso me asusta un poco...

Dazai volvió a reír en carcajada.

— Atsushi-kun, si lo dices por miedo a quedar embarazado, eso es imposible en hombres. Recuerda que ustedes engendraron de manera distinta, al fusionar habilidades. Si vuelven a fusionarse, tendrán otro bebé. Por sexo nunca. La segunda cosa, no por ser mami de Haruo-kun significa que serás el que recibe.

Atsushi procesaba toda esa información. Lo veía lógico.

— Por ejemplo, Chūya y yo no somos novios ni esposos, pero sí lo hacemos. La mayoría de las veces soy yo el que recibe, y seguramente nadie lo ha notado.

— ¡¿Ehh?! ¡¿Chūya-san también?!

— ¡Shh! Es un secreto, así como lo tuyo con Akutagawa frente a los de la Port Mafia.

Haruo agitó una sonaja fuertemente sólo para escandalizar.

— ¡Haruo! Eso molesta a los demás si están platicando.

El bebé azabache se recargó en uno de los hombros de Atsushi, muy apenado por la acción.

— ¡Ustedes dos, regresen a sus labores!

Fue en ese momento en el que Kunikida entró al cuarto de baños para ir por ellos.







Haruo personalidad de Aku o de Sushi? (Por votaciones)

BEBÉ DE HABILIDADES [SHIN SOUKOKU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora