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Gin había abordado un tren con destino a Tokio dónde se encontraría con su madre, una mujer guapa y elegante que la estuvo buscando todos esos años. La joven azabache estaba feliz y muy emocionada por el encuentro.

Había comprado muchas cosas lindas para obsequiarle a su mamá al verla.

Por otro lado, Akutgawa y Chūya estaban de regreso a Yokohama. El pelirrojo no tenía ninguna intención de ir a visitar a Dazai, y mucho menos por lo del bebé. En cambio, Ryūnosuke estaba ansioso por llegar y ver a su pequeña familia.

Después de caminar varias cuadras al bajar del tren, Akutagawa llegó a casa y dejó sus maletas en la entrada. Un alegre y emocionado Haruo corrió hacia él para encontrarlo y ser correspondido con un abrazo cariñoso.

— ¡Papi! ¡Papi, vol-vishte!

El azabache mayor levantó al niño en brazos no sin antes dejar sobre el suelo las bolsas de compras que traía. Haruo besó tiernamente una de las mejillas de su padre, quien se ruborizó por la acción de su pequeño.

— ¡Mi bebé Haruo! ¡Te extrañé muchísimo!

Atsushi los observaba a la distancia, sonriendo y con un rubor en sus mejillas. Amaba a su familia, y amaba la manera en que Ryū tomó la noticia de que se había convertido en padre a través de sus habilidades. Ahora estaba preocupado por Dazai...

El castaño se mantenía sentado a lo lejos, acariciando su vientre plano y con un gesto decaído.

— Dazai-san... Ryū es un maravilloso padre. Sólo espero que Chūya-san piense mejor las cosas y pueda ser un padre tan cariñoso como Ryū.

— Lo dudo, Atsushi-kun. Chūya ama al cachorro que le regalé. Es imposible que comparta su amor con mi bebé. Lo tendré, cuidaré y criaré yo solo. Pero esta vez, nada ni nadie me lo va a arrebatar.

Dazai-san, Chūya-san me dijo lo del embarazo. ¿Te encuentras bien?

Ryūnosuke se acercó a ellos para unirse a al conversación, mientras que Haruo jugaba con sus nuevos juguetes que le habían traído del viaje.
El mafioso azabache se había quitado su gabardina negra y su camiseta manga larga, dejando solamente una de mangas cortas y al descubierto sus hombros. Después de todo estaban en confianza.

— Estoy bien, Akutagawa.

— Yo... Lamento mucho que Chūya-san no quiera hacerse responsable. Es feo ser rechazado por tu padre. Yo lo viví.

Dazai se quedó en silencio durante unos segundos, y miraba con atención un lunar de una forma única que Akutagawa tenía en uno de sus hombros. Sus ojos se abrieron con sorpresa y sus latidos se aceleraron.

— A-Akutagawa... Ese lunar... ¿Siempre lo has tenido?

— Sí. Es un lunar raro. No me gusta pero no me lo puedo quitar. Parece una cruz.

En un instante, Dazai se abalanzó hacia él y lo abrazó con fuerza, soltando el llanto al mismo tiempo. Estaba tembloroso, y Ryūnosuke no comprendía la razón del nuevo sufrimiento de Osamu.

— ¿Dazai-san? ¿Qué ocurre?

Atsushi veía inusual la reacción del hombre del vendaje al ver ese lunar en el hombro de su esposo. Sólo podía pensar una cosa: Dazai le teme a las cruces porque es un demonio. No. Se suponía que sólo los vampiros le temen a ese tipo de cosas, los demonios no.

— H-Hace muchos años, Akutagawa... Tuve un hermoso niño. Su padre no quiso hacerse responsable de él, y me dejó solo. Ese hermoso bebé tenía un lunar de cruz en el mismo hombro que lo tienes tú. Su cabellito era negro y sus ojitos grises. Hasta que al tener dos años de edad, me lo robaron. Lo separaron cruelmente de mí.

Dazai se desvanecía lentamente y en lágrimas mientras contaba su mala experiencia de años atrás. Akutagawa se mantenía quieto, procesando la nueva información e imaginando cada una de las cosas que Dazai le había estado contando con tanto sentimiento. Sintió un dolor en su pecho con sólo imaginar qué sería de él si algo así le sucediera a Haruo. No se lo perdonaría jamás.

— ¿Eso quiere decir... Que no soy el hijo de Dazai-san, sino Ryū?

Se cuestionó Atsushi a sí mismo, decepcionado y algo triste. En verdad quería conocer a su madre, y al enterarse de la situación de Dazai pensó en las posibilidades que había de ser su hijo y estuvo muy feliz. Ahora... ¿En quién se supone que pensaría? O peor aún, ¿Debería seguir teniendo esperanza de volver a ver a sus padres?

— ¿Y-Yo? ¿El hijo de Dazai-san?

Akutagawa buscó una silla dónde sentarse a pensar. ¿Cómo es que el destino lo hizo reencontrarse con su madre/padre? ¿Será que Dazai y él sí son verdadera familia? Tenía muchas preguntas y ninguna respuesta inmediata.

*★*★*★*

Horas más tarde...

Atsushi y Ryūnosuke se preparaban para dormir. Se hallaban acostados en su cama, pero Haruo pidió dormir con ellos esa noche, debido a una tormenta en el exterior que le asustaba mucho.

— Mami, dos dayosh no she meten ada casha?

Preguntó con temor. Atsushi lo recostó sobre su pecho y abdomen, juntando sus barrigas planas, mientras acariciaba con ternura su cabellera azabache.

— Claro que no, Haruo. Estamos protegidos adentro. Los rayos no entrarán, ni los relámpagos. No hay nada que temer. Papi y mami están aquí para cuidarte, ahora duerme.

Contestó. Atsushi notaba la seriedad de Ryū. Sabía que seguía despierto al no escuchar su respiración. Usualmente, cuando Akutagawa se quedaba dormido su respiración hacía un ruido característico.

— Papi, ¿Po qué llueve en das noches?

Ryū no contestó. Estaba viajando en sus pensamientos.

— Ryū, Haruo te está hablando. Sé que sigues despierto.

Sin respuesta.

— ¡Papi! ¿Te domishte?

— ¿Eh? N-No. Es sólo que... No sé de qué manera empezaré a tratar a Dazai-san ahora que sé que me dió la vida. No tengo idea de qué decir o hacer... Él está muy feliz por haberme encontrado pero... ¿Debo llamarlo "mamá"?

Es una situación complicada, Ryū. Pero sólo tú sabrás qué es lo mejor para los dos.

Haruo cerraba sus ojitos hasta quedarse dormido. Cubría un poco la respiración de Atsushi pero no le molestaba en absoluto. El albino amaba sentir la respiración y los latidos de su pequeño en su pecho. En ocasiones se sincronizaban de manera especial.



Buenas noches!!!
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BEBÉ DE HABILIDADES [SHIN SOUKOKU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora