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ADVERTENCIA: ESCENA CORTA +18.

Rodeado de arbustos, flores, animales, naturaleza... Ese siempre había sido el lugar favorito de Ryū, desde su infancia.

Había llevado una manta lo suficientemente grande para que ambos pudieran recostarse en ella, al igual que una sábana para cubrirse.

Su primera vez había sido la noche anterior, en su habitación, con la luz de la lámpara. Fue un acto inexperto pero les hizo sentir mucho placer.

Esta vez, probarían al aire libre y con altas expectativas. Después de todo, era un espacio privado para Ryū, nunca antes descubierto por alguien.

*★*★*★*★*

Mientras tanto, en la cabaña de la señora Hiromi Akutagawa...

Haruo dormía plácidamente en una pequeña habitación, abrazando su tigre de peluche que siempre llevaba con él.

Por su parte, su bisabuela atendía un nuevo y extraño caso nunca antes visto. Se trataba de un hombre... Un verdadero hombre embarazado a consecuencia de sexo con otro hombre. ¿Acaso el mundo se estaba volviendo paralelo?

— Hiromi-san, ¿qué puedo hacer? Yo quiero a ese niño, siento que se parecerá a mí y eso... Eso sería grandioso, una mini copia mía... ¡Una hermosura! Pero algo me dice que será problemático. Verá...

— ¿Tú y el padre del niño no son pareja, verdad?

Interrumpió la anciana. Ponía una de sus manos sobre el plano vientre de aquel hombre. De esa manera, percibía si había una criatura creciendo dentro de su vientre por más pequeño que fuera todavía.

— Cierto... Ni siquiera nos llevamos bien como para estar juntos por un hijo. Nos odiamos...

— Esto es extraño.

— ¿Qué es extraño?

— Tu embarazo. Eres un hombre. El único chico embarazado ha sido uno, y fue a causa de la fusión de dos habilidades. ¿Cómo pudo pasar esto sin fusionar habilidades?

*★*★*★*

El lugar secreto permanecía con la única presencia de ellos dos, en cuanto a humanos se trataba.

Disfrutaban de sus momentos íntimos juntos y sin ninguna preocupación. Ni la Port Mafia ni la Agencia habían tenido problemas últimamente; Haruo estaba al cuidado de la abuela Hiromi; todo parecía ir bien.

— Tus quejidos me confunden con tus gemidos. ¿Te duele mucho?

Preguntó Akutagawa, haciendo una pequeña pausa para escucharlo. Atsushi había estado mordiendo parte de la sábana desde hace un rato, mientras apretaba con una de sus manos el césped que sobresalía en la orilla.

— D-Duele... Pero menos que ayer, Ryū.

El azabache se mantuvo serio, pidió con sus movimientos que Atsushi se recostara espalda abajo, separó sus piernas, para luego volver a introducir su miembro dentro de su pareja.

— ¡Agggh!

Aun cuando podía ser doloroso, era una sensación que les causaba  placer. Akutagawa había iniciado con embestidas lentas y suaves, que poco a poco se volvieron más rápidas hasta terminar dentro de su esposo albino.

BEBÉ DE HABILIDADES [SHIN SOUKOKU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora