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Todo el día siguiente, sábado, había pasado realmente rápido, aunque bueno, no es como si hubiera estado despierto para presenciarlo

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Todo el día siguiente, sábado, había pasado realmente rápido, aunque bueno, no es como si hubiera estado despierto para presenciarlo. Había dormido casi todo el día, nadie había dicho nada porque había actuado muy bien su dolor de estómago. Y fuera de alguna que otra pesadilla casi podía decir que se había olvidado que existía Taehyung.

O al menos así fue hasta que agarró su celular y vio las llamadas perdidas al igual que sus mensajes.

No leyó mi contestó nada, pero apenas volvió a dejar su celular a un lado -marcando domingo dos de la mañana- la pantalla volvió a brillar con el nombre de Taehyung, y eso que solo habían pasado cinco minutos de su última llamada. No sabía porque hasta el momento no eliminaba el número así que aprovechando lo hizo, agarró su celular y al fin lo bloqueó definitivamente.

Hoseok se encogió en la cama abrazando fuerte a la almohada que siempre lo había acompañado, presionando su rostro en ella aunque ya no tuviera más lágrimas que dejar.

Taehyung había dejado muchos mensajes largos, pero el miedo a saber que dijo, que podría haberle dicho lo superaba. En su mente no se imaginaba más que lo peor. No quería hablar con Taehyung, ciertamente no quería saber más nada de él.

El castaño podría darle mil explicaciones pero eran las acciones las que más contaban y en este caso, luego de ser presentado como futuro prometido de Jimin, ¿que iba a hacer para cambiarlo? Claro, si es que quería cambiarlo...

Estaba seguro que Taehyung diría algo así como que sus padres lo obligaron pero que no importaba, que podía seguir con lo que tenían a escondidas, porque luego lo resolvería o algo así. Estaba seguro que se querría burlar de él hasta destrozarlo.

Sin saber que ya lo estaba. El recordar todo lo que hicieron juntos era lo que lo dañaba porque por un momento había creído que era cierto todo eso, sus caricias y besos, sus palabras... Y, lo que más dolía, al mismo tiempo que lo avergonzaba, era que le haya contado cosas que no le contó a nadie más, el daño que vivió y vivía. Seguramente Taehyung se había reído de él cuando se iba, seguramente le había contado a Jimin y se había reído juntos. Todo resultó no ser nada más que un juego suyo.

Un juego donde perdió porque al final comenzó a quererlo más que a nadie antes. Hoseok le terminó teniendo demasiado afecto a Taehyung.

Para ese último pensamiento finalmente su almohada se había vuelto a humedecer con pequeñas gotitas saladas. Hoseok se obligó a dormir. Tal vez si dormía un poco más, olvidaría todo.

La comida podía ser una salvación cuando más mal se sentía, siempre tendía a comer de más a pesar que odiara hacerlo. El vacío que sentía en su pecho casi podría ser reemplazado por tener el estómago lleno.

—Ya comiste demasiado, Hoseok, ¿acaso quieres engordar? —soltó su madre—. De hecho... creo que has subido de peso. Santo Dios, qué horror, será mejor que comas solo verduras.

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