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-¡Wow, Ella!-Jadeó Vivi envolviendo su mano al rededor del brazo de su amiga-Aarón y yo no lo podíamos creer cuando te vimos bailando con Darío y por otra parte.... ¡¿Quién se iba a imaginar que, precisamente él iba a ser quien terminara quitándote al pelirrojo ese de encima, y menos del modo en que lo hizo?!

A esas alturas de la conversación Ella ya había tirado por la borda el poder entender todas y cada una de las palabras de una Vivi, demasiado excitada como para permitirse el lujo de respirar.

- ¡Te lo juro Aarón prácticamente estaba encima de ustedes cuando el pobre chico puso pies en polvorosa! Y.... luego ¡ese baile Ella! En serio amiga, creo que la temperatura de la pista subió unos cuantos grados de más solo por ustedes.

No hay dudas de que Viviana hubiera vendido su alma incluso al diablo sin con eso llegaba a saber exactamente qué pasaba por la cabeza de Ella en ese mismo instante porque... sí, en realidad no había que ser demasiado inteligente para darse cuenta que después del tórrido momento que había tenido con Darío, su mejor amiga en todo el mundo, había quedado lo suficientemente afectada como para no ser capaz de hablar coherentemente más allá de los escasos monosílabos que ya le había sacado, prácticamente a la fuerza.

Tanto ella como Aarón se habían dado cuenta casi desde el minuto cero, de la indudable química que había entre Darío y su amiga y muy en el fondo, estaba convencida de que por más que Ella se esforzara en disimular, incluso su amiga era consciente de ello.

-Aunque... ¿quién sabe? A lo mejor Ella no era realmente consciente de cuanto había cambiado su actitud después de separarse de Darío-se dijo Vivi, mirando de soslayo la forma en la que su amiga volvía a girarse ansiosa hacia aquel estrecho pasillo por el cual había desaparecido Aaron unos quince minutos antes en la búsqueda y captura de aquel chico al cual, tampoco llegaba a comprender.

A Darío le interesaba Ella y eso era una verdad casi tan clara solida como que detrás del sol siempre viene la luna y viceversa, de modo que, por mas vueltas que le diera, no entendía por qué razón cada vez que se le presentaba la oportunidad de dar un paso adelante terminaba en cambio, desandando diez pasos atrás de su punto de origen.

Y... ¿Ella?, bueno en el caso de su amiga, Vivi lo único que podía aportar era el hecho de que... si bien su cuerpo estaba justo allí su lado tal y como si le hubieran echado un balde de agua fría por encima, su mente, en cambio parecía continuar vagando en aquella pista en la prácticamente ambos habían entrado en combustión.

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De haber sabido que iba a salir tan mal parado jamás se hubiera aventurado a pedirle a Ella que compartiera un baile con él- volvió a repetirse con la esperanza de poder exorcizar de una vez y para siempre el poder que aquella chica de mirada embrujada parecía tener sobre él.

Y sin embargo, muy a su pesar, Darío ya sabía que con aquel pensamiento no estaba haciendo otra cosa que engañarse a sí mismo, porque sí...aun cuando tuviera que pasarse otro cuarto de hora encerrado en aquel reducido e incómodo cubículo del baño, con tal de recuperar las riendas de su cuerpo; aun así, volvería a repetir la experiencia de volver a bailar con Ella, no una, ni dos, sino todas las veces que fueran posibles, si con ello llegaba a tener la garantía de revivir la misma conexión, el mismo reconocimiento de sus cuerpos, y esa extraordinaria sensación de que en aquella pista no habían dos cuerpos moviéndose al son de la misma música, sino uno solo... y luego...

- ¡Aquella mirada!, aquella bendita mirada con la que Ella, sin ser consciente de ello, no solo le había desnudado el alma, sino que, en el proceso, había terminado por dejar prácticamente al alcance de su mano la suya propia.

Lo cierto es que nunca, en toda su vida se había sentido de esa forma ni por una chica, ni por nadie, a tal punto que, ahora mismo, no sabía si estar eufórico por haber logrado acercarse finalmente a Ella o si odiarla por hacerle dudar incluso de sí mismo.

A Cinco Años de TÍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora