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Deberíamos doblar la guardia durante la noche — comunico al hombre que me observa con atención, mi mano derecha — Últimamente ha habido ciertos robos y no puede continuar.

— Enseguida, mi reina

Sonrió con gracia al oírlo, enarcando una ceja en su dirección

— Estamos solos Olson, puedes llamarme por mi nombre.

— ¿Y arriesgarme a que tu esposo me golpeé? No, gracias — niega manteniéndose firme, pero puedo notar la diversión bailando en sus ojos.

Olson es más que el líder del ejército, hemos crecido juntos. Su padre perdió la vida en una batalla y su madre lo abandonó a su suerte tan solo siendo un niño. Mi padre al verlo deambulando por las calles de nuestro pueblo, no dudo en acogerlo y tomarlo bajo su protección. Pasamos de ser solo mi padre y yo, mi madre había perdido la vida al tenerme, a ser tres en la casa. Con el pasar de los años, hemos forjado un lazo irrompible de hermandad, sin importarnos no llevar la misma sangre, para mi él es mi hermano y yo soy su hermana.

— Vignar no te golpeará idiota. No lo hará, si no lo provocas — recrimino

— ¿Qué te puedo decir? — alza los hombros — es divertida su cara de perro furioso — añade soltando una carcajada que me contagia.

Olson adora molestar a Vignar, al parecer descubrió que ese es su pasatiempo favorito. Siempre que se juntan discuten como perros y gatos, aunque nunca es serio porque ambos saben que es un juego entre ellos, así se llevan.

—¿Ya sabes que nombre le pondrás? — señala mi vientre al verme acariciarlo de forma distraída. Apenas tengo unos pocos meses, pero algo ya se empieza a notar para mi.

— Se llamará Venea — informó sonriendo

— Un nombre hermoso para una niña —comenta estando de acuerdo — pero ¿y si es niño?

— Tengo la firme convicción que será niña. Vignar soñó con ello y por alguna razón también lo siento así.

—Bien, ahora se volvió un brujo — se burla recibiendo un golpe en el brazo de mi parte, suelta una risa entre dientes bajando la mirada mi vientre — espero que salgas niña, porque tu madre en apuros te elegirá un nombre horrible si eres niño.

—Que idiota — bufo cruzando los brazos —no he elegido feos nombres a nadie.

— Recuerdas a los caballos que nacieron en la granja — me recuerda, asiento — tú elegiste sus nombres y eran tan feos que nadie quería comprarlos — abro la boca ofendida, se ríe de mi gesto.

—¡Claro que no! eran lindos, pensaba que serían niñas pero elegí los adecuados para ellos — me defiendo

— ¿En serio? — alza sus cejas — Rulus y Kurr — mece su cabeza a los lados — los nombres más horribles que escuché en mi vida, pobres caballos — suelta con tristeza fingida, lo empujo suavemente

— Mejor ya vete a hacer lo que te pedí, idiota.

— Si, mi reina — abre los brazos y hace una reverencia exagerada para marcharse divertido.

Aprieto los labios intentando no reírme por su actitud de niño, pero termino fracasado una vez me da la espalda.

Vale, tiene razón. Si eran nombres horribles.

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— Mi reina — llaman a mi puerta. Me encuentro cepillando mi cabello, preparándome para dormir.

Venea - Ivar The BonelessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora