Esquivo hacia atrás justo a tiempo la punta de la espada que cruza cerca de mi rostro, tomando ventaja de ese movimiento, me agacho barriendo sus piernas provocando que por al impactar contra el suelo suelte su espada, rápidamente me posiciono encima suyo con la mía apuntado directamente a su cuello.
— Gané — afirmo sonriendo victoriosa, escuchándolo bufar.
— Porque te deje ganar — replica mostrando una sonrisa ladeada
— ¡Claro que no!
— Si lo hice — dice sentándose conmigo encima, posando sus manos en mis caderas, ladeando una sonrisa.
— Eres un mentiroso — apunto con el dedo — ¿Acaso te duele el ego al verte perder contra una mujer? — golpeando sus manos para que las quite y cruzándome de brazos.
— No lo hace, ya que yo dejé que ganaras. No quería hacerte sentir mal — intenta hacerme creer, pero puedo ver la sonrisa que quiere ocultar y la diversión transparente en sus ojos.
— ¡Eres un idiota! — me levanto manoteando su mano cuando la estira para que lo ayude a levantarse.
Que lo haga solo
Suelta una carcajada a la vez que se levanta, lo fulmino con la mirada. Sacude la tierra de su ropa e intenta agarrar su espada que se encuentra cerca de mis pies. Piso la hoja afilada, impidiéndole que la levante cuando la sujeta de la empuñadura.
— No seas un imbécil y admite que gané
— ¿Acaso te diste cuenta que insultas demasiado? No es propio de una mujer, mucho menos de una reina — alega negando con la cabeza disconforme. Abro la boca indignada al escucharlo.
— Eres un ... — dirijo mi puño en dirección a su rostro, pero no llega al interceptarlo con su mano cerrándose sobre mi muñeca. No espero el siguiente movimiento y me gira sosteniéndome con mi espalda en pegada a su pecho.
— ¿Alguna vez te dije lo mucho que me encanta verte enojada? — susurra en mi oído, provocando un cosquilleo al sentir su aliento en mi cuello. Aprieta su agarre cuando intento soltarme.
— Suéltame
— Cálmate primero, fiera — deja un beso en mi cuello causando cierto escalofrío recorrer por mi espalda — Si te suelto, ¿Qué garantiza que no intentaras matarme, a tu esposo?
— Nada, solo arriesgarte
— Tienes suerte que me guste arriesgarme — libera su agarre, giro viéndolo seria y volviendo a cruzar mis brazos, retándolo con la mirada. Deja escapar un suspiro llevando la cabeza hacia atrás — Bien, lo admito. Ganaste limpiamente — termina diciendo rendido y alzando sus manos.
— Te gusta provocarme — acuso, viéndolo alzar sus hombros despreocupado, sonriendo divertido.
— No mentiré sobre ello, en mi defensa, diré que te ves aún más hermosa enojada — inquiere acercándose y sujetándome de la cintura.
— Ahora por eso, no dormirás esta noche en nuestra habitación
Borra su expresión, cambiándola por una indignada. Es mi turno de sonreír
— ¡No puedes hacer eso! — se queja.
— Si puedo.
— Claro que no.
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Venea - Ivar The Boneless
Fiksi PenggemarIvar Ragnarsson, desde niño siempre fue excluido por su discapacidad, los niños se burlaban y sus hermanos lo olvidaban. Su único sostén era su madre, aquella buena mujer que tenía amor suficiente para llenar el vacío de su corazón. Pero cuando la p...