IV

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"My mother told me,

Someday I will buy

Galleys with good oars

Sail to distant shores"

La tranquilidad que emite la noche, Venea lo disfruta recordando la canción que su madre le cantaba cuando era niña. Balancea sus piernas colgando sobre la orilla del muelle, viendo la majestuosidad furiosa con la que impactan las olas en la superficie.

"Stand up on the prow

Noble baroque I steer

steady course to the haven

Hew many foe-men

Hew many foe-men"

Lleva a sus labios el vaso lleno de vino que se trajo del banquete. Luego de las presentaciones con la reina, tuvo que soportar lo irritable que se había colocado Arne por revelar sus ojos, sabiendo que aquí correría rápido la voz y cada uno se enteraría de su particularidad.

A ella le daba igual, no le tomaba importancia. Pero Arne era otro asunto, siendo posesivo como lo era, detestaba la idea de saber que ahora cada hombre de ese lugar sabría de ella. Si a él lo atrapo la diferencia en sus ojos, no podía esperar que a otro no le pasara lo mismo.

Logro tranquilizarlo, y que dejara de apretar su brazo para mantenerla a su lado, con ayuda de varios tragos de hidromiel. También recurrió a una a una de esas mujeres, pagándole una buena cantidad para que lo entretuviera toda la noche. Por hoy fue suficiente para ella y no sabría si podría seguir aguantandolo por más tiempo con actitud dócil, cuando las ganas de clavarle su daga aumentaban a cada segundo.

Más cuando sin importarle su presencia allí en la mesa, hablaba abiertamente de como las mujeres en su pueblo solo servían para dar placer o dejarles herederos. No cumplían otra función que cuidar de sus hombres, según sus palabras. Es por ello, que Varegos no cuenta con mujeres guerreras.

Hace años viene siendo de esa forma. Las que lo eran, terminaron muertas misteriosamente. Aunque la realidad es que bajo el reinado de Egmir, solo los hombres tienen la fuerza para las guerras. El lugar de las mujeres era en sus hogares.

Pienso cambiar eso

Empezando con Brunhild. La conoció siendo una esclava, que llego al pueblo para ser vendida junto a más mujeres. Llamo su atención de inmediato, no solo por su altura, que es más de lo que se acostumbra a ver en las mujeres, sino por la valentía que llevaba al enfrentarse a esos hombres que la tenían encadenada. Sin ninguna posibilidad de defenderse, con todas las de perder, se mantenía en pie haciéndoles frente. No se rendia, a pesar de las golpizas que le propinaban.

Al verla, supo de inmediato del potencial que llevaba y como lo explotaría a mi favor. Con ella comenzaría su propio ejército de escuderas.

Así que convenció a Arne de que la comprara. La excusa perfecta fue que de esa forma "podría tener a alguien que me ayude en mis deberes diarios".

En los momentos que se marchaba, aprovechaba la oportunidad de entrenarla en una cabaña alejada del pueblo. Llevo su tiempo, pero no demasiado como se imaginó, aprendía rápido y en sus momentos libres practicaba para demostrarle luego lo que sabía.

Su primera escudera. Tiene en mente cambiar e integrar a su ejército a las mujeres del pueblo. Por sus miradas, al irse los hombres o volver de algunas batallas, sabía que anhelaban eso. Muchas de ahí se han criado viendo o teniendo en sus familias a las antiguas escuderas, seguidoras de su madre, Eyda.

Y por temor al saber lo que les ocurriría a ellas por siquiera pensar en ello, es que se mantienen en silencio solo sirviendo en sus hogares. Aún no es el momento, a pesar de contar con también los guardias que la vigilaban todo el tiempo, petición de Arne, descubriendo que eran seguidores de su padre y por ende ahora le eran fieles a ella, no son lo suficientes para enfrentar a Egmir.

Venea - Ivar The BonelessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora