XXIV

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El ambiente festivo de hace unos instantes, por la victoria de ganar contra los sajones, quedo atrás con el nuevo ambiente sombrío que se pintaba entre los vikingos. El momento de felicidad, fue aplacado plenamente por una tenue pesadumbre para los hermanos ragnarsson, Ubbe y Hvitserk. Era difícil de creer que hace tan poco, celebraban en lo alto con hidromiel rebasando en sus cuernos, platos llenos de comida y ahora se encontraban alrededor de una canoa, en donde se hallaba el cuerpo de Sigurd Ragnarsson.

En el medio del silencio sepulcral, el sonido de las llamas azotando contra el aire cortaban aquel momento tan fúnebre. El fuego arrasador, hermoso y poderoso, arrasando con todo a su paso, permitiéndole al vikingo un viaje seguro hacia el mundo de los muertos.

La mayoría de los guerreros no saben que pensar ahora, intrigados y con la incertidumbre de volver a estar en guerra por lo sucedió con el menor de los ragnarsson. Otros rogando que no fuera el caso, ya se ha derramado mucha sangre por el día de hoy.

Bjorn observa todo a unos pasos de sus hermanos, agradecía el marcharse hacia el mediterráneo. Su destino no seguía al lado de sus ellos, cumplió con su palabra de vengar la muerte de su padre. Se lo debía a Ragnar, por las enseñanzas que le dejo, pero eso no significaba seguir al lado de sus otros hermanos. Y con el hecho de ahora, sabia que la brecha se abrió aun más entre ellos. La hermandad estaba destruida.

— ¿Puede alguien decirme que acaba de suceder? — habla Brunhild junto a Venea y Olson, los tres mirando desde una distancia, como Ubbe junto a Hvitserk despiden de forma tradicional al cuerpo de Sigurd. Ambos hermanos se encontraban cabizbajos, llenos de confusión y con la intranquilidad recorriendo sus cuerpos, lo de Ivar se les fue de las manos, lo sabían y le temían a lo incierto.

— Pues parece que la hermandad ragnarsson, se ha quebrado — masculla Olson, apoyando su cuerpo relajado contra el tronco del árbol a sus espaldas, de brazos cruzados y su mirada seria que  no se apartaba de las llamas que se perdían en el aire.

— Vaya modo de quebrarse, el deshuesado esta vez ha dejado impresionado a todos y no de la buena forma — agrega la rubia alta, dando un breve vistazo al perfil de su amiga pelirroja que  ha estado en silencio desde hace un rato.

— ¿Y ahora que sucederá? ¿los hermanos querrán venganza contra él? — quiere saber Olson apartando la mirada de los ragnarsson para ver a las mujeres — no es que este de un lado, pero no me interesa realmente vengar la muerte de ese muchacho. Se notaba que era demasiado inmaduro e idiota. No es por defender tampoco a Ivar, pero creo que se ganó su merecido. No molestes a la bestia, si quieres salir ileso.

Brunhild resopla poniendo sus ojos en blanco.

— Él mismo se lo ha buscado, tampoco me agradaba — responde Brunhild, alzando sus hombros y señalando con la barbilla a uno de los drakkars siendo suministrado para partir — No sé qué harán los otros hermanos, pero Bjorn no tiene pensado quedarse para averiguarlo. Escuche hablar a sus hombres que partirían junto a él antes del anochecer, dudo que le interesara de todas formas sus hermanos. Al fin y al cabo, lo único que los unió fue la venganza por la muerte de Ragnar.

Olson asiente pensativo antes de centrarse en Venea.

— Tal vez deberíamos estar preparándonos ahora para partir. Aprovechar este momento e irnos de aquí. Has demostrado destreza luchando, liderazgo sobre tus hombres, también que eres una buena estratega. Los demás no dudarían en unirse para ser tus aliados, nos brindaran apoyo para ir contra Egmir.

— No es suficiente — lo corta Venea antes de girarse, quedando de frente a ambos — No nos iremos a ningún lado, aún. No hemos terminado aquí, nos queda camino por recorrer.

— Creía que ya teniendo al hijo de Egmir prisionero, podrías doblegar a su padre. Los hombres te seguirían, no dudarían en ser tus aliados y batallar junto a ti — musita con expresión confundida la rubia alta.

Venea - Ivar The BonelessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora