XXVI

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York, ciudad donde sus habitantes celebraban un día santo, se encontraba con sus puertas abiertas invitando a unirse a los aldeanos y comerciantes a su día sagrado, uniéndose a las plegarias que se llevarían al cabo luego de la misa dentro de la iglesia. Caminaban con sus crucifijos de maderas colgando en su pecho y sus prendas finas y más decentes vistiendo. Los pocos guardias que vigilaban la entrada se encontraban distraídos con un par de jovencitas que los miraban con picardía, ignorando a los hombres que ingresaban, infiltrándose entre el gentío, cubierto con las telas de su capa larga y llevando unos crucifijos en manos, nadie sospechaba de ellos, nadie pensaría que su día sagrado, se convertiría en uno sangriento.

Una vez que las puertas se cierran, los guardias toman sus posiciones, suspirando de alivio al tener un día tranquilo, ya que gran parte de este, la gente se encontraría entretenida en la iglesia. Algunos aprovechan y se retiran al bar a descansar mientras beben y comen hasta saciarse.

Venea prepara el arco, mantiene la mirada fija en el soldado postrado en la muralla, desprevenido de la flecha que apunta en su dirección. Estos se encuentran en el lado ciego de la fortaleza, normalmente estaría más protegido, pero por ser un día sagrado varios se tomaron libertades con sus guardias, dejándola con pocos soldados al cuidado de su protección. El punto perfecto para atacar.

Toma una suave respiración profunda, exhalando al mismo tiempo que sus dedos liberan la fleca, esta con velocidad y precisión, impacta clavándose de lleno en el corazón del hombre, cayendo muerto al instante, alertando a su compañero a su lado que se sobresalta, antes de tener oportunidad de dar aviso de enemigos, otra flecha sale disparada dando en su cabeza. Venea voltea dando un leve asentimiento a Brunhild quien se cuelga su arco en la espalda y la sigue al muro para comenzar a escalarlo.

Se sujetan con fuerza de las piedras sobresalientes, sus dedos clavándose con fuerza en ellas. Una vez arriba, en cuclillas avanzan hacia los otros soldados que permanecían impermutables a lo que sucedido en esa parte. Con lentitud se aproximan a ellos dos, cada una los sujetan por el cuello y tapan su boca, evitando que alerten a los demás. Luego de asesinarlos, con el espacio despejado de enemigos, lanzan la soga para que sus hombres puedan trepar.

Venea saca su daga, voltea hacia Brunhild.

— Llévate a algunos y ataca por la derecha. Yo iré con los demás por la izquierda. Despejaremos la muralla, permitiendo el paso del resto. ¿Entendido?

Todos asienten a su orden poniéndose en marcha. Necesitan moverse con ligereza, sin alarmar a los soldados de abajo. Abren una compuerta, observando a los arqueros que se encuentran allí. Alza su mano con cuatro dedos, indicando la cantidad de ellos para derribar. Con prontitud avanzan colocándose a sus espaldas, atacan con rapidez cubriendo sus bocas y deslizando el cuchillo por sus cuellos, ahogándolos con su sangre y dejando caer sus cuerpos sin vida.

De esa misma forma terminan con los arqueros de esta ala. Ubicados en el punto de encuentro, el frente de la fortaleza, esperando la llegada del otro grupo. Por cada segundo que no aparecen, Venea se inquieta, su mente la traiciona diciéndole que algo fue mal. Brunhild es rápida, sabe defenderse al igual que sus hombres. Tal vez algo no contaron bien, tal vez había más soldados de los que habían previsto.

A punto de ir en su búsqueda, es cuando aparece la rubia al frente de sus hombres, con restos de sangre por su cara y con la satisfacción expresada en sus rasgos.

— Te tardaste — recrimina Venea.

— Lo siento, hubo más hombres de lo que pensábamos. El ala derecha esta despejada, hemos trancado la puerta de bajada, pero deberíamos apurarnos, en breve será el cambio de turno.

— Lo sé. A sus lugares y aguarden a la señal — ordena, bañando la punta de la flecha con aceite caliente. Uno de sus hombres le acerca la antorcha. Apunta en lo alto y suelta la flecha encendida. Esta se pierde entre los árboles.

Venea - Ivar The BonelessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora