XXXI

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En la mañana siguiente, el cambio en el pueblo era visible. Al principio, Venea creía que los pueblerinos andarían con miedo en sus ojos, acostumbrada a lo que era antes que apenas la observaban y ya quitaban los ojos de encima. Este no era el caso, ahora cualquiera que se la cruzara le sonreía con gratitud, como si los hubiese salvado del martirio de vivir bajo las órdenes estrictas de Egmir. 

Las mujeres deambulaban sin temor por las calles, reían entre ellas e incluso se quedaban en la taberna, que fue restaurada, aunque algunas machas del fuego se vieran, hasta bien tarde. Sin nadie que les prohíba la entrada o las obliguen a actos atroces que tuvieron que vivir varias de ellas por desobedecer las antiguas ordenes de Egmir.

Venea se propuso a sí misma que su pueblo viviría en completa libertad, cada opinión que beneficiaría a su gente seria tomada en cuenta, y el pueblo lo sentía. Estaban agradecidos de que los dioses hayan traído de vuelta a la hija de los antiguos reyes a liderarlos, incluso aunque no lo hayan sabido desde un principio. Ahora podían ver a la reina que tenían, a pesar de su mirada inquietante, la bondad de su corazón era la calidez que esperaban de un gobernante.

Aunque no todo fue a su favor desde el inicio, ya que quedaban algunos hombres, seis en realidad, que se mantenían firmes ante la idea de seguir las mismas ordenes de Egmir, aun muerto lo apoyaban sin dudar, así que Venea sin temblarle la mano los mando hacia Hel a seguir a su ¨rey¨. Por unos segundos temía que los familiares de dos de ellos se pusieran en su contra, pero lo único que recibió luego de la ejecución fue gracias. No necesitaba explicación para saber de qué agradecían cuando el rostro de las esposas y los niños se mantenían llenos de cardenales, no quería averiguar los que ocultaban sus prendas.

 Eso la llevo en su parte a tomar una decisión aparte, si bien las mujeres sabían que a partir de ahora, las que querían, tenían la libertad de elegir formar parte de las escuderas, también decidió que era beneficiario, y por seguridad de todos, que los niños aprendieran a defenderse, a saber que hacer en casos de que ningún mayor puedan ayudarlos. Olson y Haakon llevarían el entrenamiento de ellos, mientras Brunhild y Aktia se hacía cargo de las mujeres.

El pueblo de Varegos luego de semanas se veía con nuevos ojos, atrás quedo el pueblo con la pesadez oscura rodeándolos, ahora las risas, los niños jugando al aire libre y los comerciantes creando sus artesanías para compartirlas con los otros pueblos contiguos también y no solo con los del mismo pueblo como les exigía Egmir. El cambio era notorio, y se disfrutaba de ello.

Por primera vez en la vida se sentía en su hogar, si bien aún les generaba un poco de incomodidad que la miraran fijamente, se sentía aceptada por ellos, no las menospreciaban. Al principio cuando llego y Arne la retuvo para sí mismo, prefirieron ignorarla por temor a enfurecerlo y tener consecuencias por ello. En ese tiempo, no se habian podido dar la oportunidad a conocerla. Ahora con las semanas fluyendo, comenzaban a saber mas de ella y ver bien a la hija de los antiguos reyes, la que los llevara por el camino de la prosperidad.

Venea se encamina en dirección a donde se lleva a cabo el entrenamiento de las mujeres cuando un pequeño cuerpo se para frente suyo deteniendo su andar. Baja la cabeza confusa con la niña rubia, de algunos seis inviernos calcula, que solo se queda mirándola por varios segundos, se sorprende un poco al no verla titubear ante el color de sus ojos sino más bien sonreír con una amplia sonrisa y sacar la mano escondida detrás de su espalda sosteniendo en alto una rosa de color rojo.

Venea no sabe cómo reaccionar, no era algo que se esperara que le regalara un niño, en este caso esta pequeña jovencita. La pequeña al ver que no la toma, frunce un poco el ceño aun sin borrar la sonrisa y la acerca más hacia ella.

— ¿Es para mí? — no pudo evitar que la pregunta saliera, por más que la respuesta fuera obvia.

La niña asiente emocionada

Venea - Ivar The BonelessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora