Serendipia: circunstancia de encontrar por casualidad algo que no se buscaba.
Kate Young es una ex-viuda negra que, tras el desmantelamiento de la Habitación Roja, encontró trabajo en la CIA. Un día, en medio de una misión que debería ser sencilla...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Inglaterra siempre se había sentido como un refugio para Kate. Tal vez era porque las noches eran frías pero no heladas como en Rusia, porque no conocía a nadie y eso le permitía no fingir ser alguien que no era para evitar momentos incómodos o porque no había lugares ligados a la memoria de la única familia que había conocido. La razón siempre sería desconocida para ella pero no era algo que le importara, solo disfrutaba refugiarse en ese desconocido confort.
Ahora mismo se encontraba en Birmingham, la segunda ciudad más importante y poblada del país después de Londres. La reputación de la ciudad se forjó como la locomotora de la Revolución Industrial en Reino Unido, también conocida como "El taller del mundo" o la "Ciudad de los Mil Oficios". En algún momento fue la metrópolis líder mundial en la producción de estilográficas, hebillas, botones, joyas y armas de fuego.
Era noviembre y Diana paseaba por el barrio de la joyería, en la zona noroeste del centro de la ciudad. El nombre se debía a que en este lugar se concentraban el mayor número de negocios de Europa involucrados en dicho sector, llegando a producir casi la mitad del total de las joyas fabricadas en el país. El barrio tuvo su apogeo a principios de la década de 1900, empezando su declive a lo largo del siglo XX debido a la alta competencia extranjera y falta de demanda.
La ciudad había pasado casi una semana entera con lluvias constantes pero esto pareció no asustar a los turistas. Esta área que un día fue industrial hoy se había convertido en una gran atracción turística debido a los talleres que mantenían su apariencia del siglo XIX.
Algo que siempre alteraba al jefe de su unidad, Aaron Hotchner, era lo que el llamaba poca profesionalidad, pero Kate veía cómo disfrutar de los pequeños placeres qué podía encontrar en la vida mientras pudiera. Entendía que en ocasiones sus métodos eran cuestionables pero no veía el problema mientras finalizara con éxito sus misiones, ¿qué otra cosa se podía esperar de una Black Widow?
Fue siguiendo esta filosofía que se encontró en un pequeño restaurante probando la comida Balti por primera vez. Este era un plato típico de Birmingham que empezó a servirse en los años 70. La comida servida bajo el estilo Balti es abundante en un picante curry elaborado en una gran olla de hierro, generalmente acompañado por pan naan.
Lo que más le gustaba de su trabajo era que le permitía viajar. Permanecer mucho tiempo en un mismo lugar siempre le había resultado estresante, como si su nombre fuera una ironía del destino, se sentía como una diana andante. Sabia que la Habitación Roja había sido desmantelada, pero también sabia que que Dreikov no era el único con sus ideales y que siempre habría alguien queriendo jugar a ser Dios y controlar a las Widow.
Cada vez que se subía al jet privado podía sentir el alivio de un nuevo entorno llenar sus pulmones en lugar del aire contaminado de la ciudad. Pero si había algo de lo que estaba segura era de que no tenía nada que perder y dada la elección preferiría morir antes de volver a un lugar como ese.