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Habían pasado tres días desde la llegada de Michael a Small Heath, desde el primer momento Polly había elaborado una danza casi perfecta con el objetivo de mantenerlo alejado de cualquier tipo de negocio familiar, al menos de la parte ilegal

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Habían pasado tres días desde la llegada de Michael a Small Heath, desde el primer momento Polly había elaborado una danza casi perfecta con el objetivo de mantenerlo alejado de cualquier tipo de negocio familiar, al menos de la parte ilegal. Se había encargado de enseñarle los rincones menos turbulentos de la ciudad; lo llevó a la iglesia, visitaron el Garrison durante un día de semana, e incluso había planificado una visita a Londres para presentarle a Ada.

Esa mañana ocurrió algo extraño. Michael caminaba por las calles de Small Heath completamente solo, algo que por sí mismo nunca había ocurrido antes, pero además, la convicción en su forma de caminar y la seriedad en su rostro, a pesar de no verse natural en su rostro aniñado, hacía que por primera vez pareciera un auténtico Shelby.

- ¡Tommy! - exclamó en victoria al ver justo a la persona que buscaba saliendo del pub. - Necesito un teléfono, Polly dice que tienes uno aquí.

Cuando acabó de hablar ya había llegado frente a su primo, quien entrecerró los ojos al ver el cambio en su actitud. Lo había visto en Reddich nada más que un niño inocente jugando en el campo, lo había visto intentando ocultar su timidez frente a la altivez de Arthur y John.

Por primera vez parecía encajar en un lugar tan oscuro como Small Heath, por primera vez sus hombros estaban tensos como quien espera un ataque tras cualquier esquina, por primera vez parecía algo mas que un niño.

- Pero date prisa, estoy ocupado. - respondió con brusquedad, siendo su curiosidad la única razón por la que se permitía perder el tiempo.

Dicho eso, se dio la vuelta y retrocedió sus pasos volviendo al interior del Garrison. Pasó frente a los clientes habituales, los únicos que estarían en un pub antes de la hora del almuerzo.

- Señor Shelby. - lo saludó una camarera al pasar a su lado con cuatro pintas equilibradas sobre una bandeja, en respuesta el solo asintió de forma cortés.

Michael observaba sus movimientos con cuidado, a pesar de los esfuerzos por parte de la familia por mantenerlo en la sombra en lo relativo a su forma de vida, pero el era un chico listo y sabía que a su alrededor pasaban cosas ilegales.

- Polly dice que eres el dueño. - Michael aligeró el paso para caminar a la par de su primo en lugar de seguirlo. - Dice que tienes muchos negocios distintos... - dejó la frase en el aire esperando una respuesta por su parte.

Sin mas palabras intercambiadas, continuaron hasta el despacho trasero que pertenecía a Arthur al ser el dueño del pub. Dicho despacho se encontraba vacío y el único indicio de que Arthur había estado allí esa mañana eran los papeles desordenados sobre la mesa.

- ¿La llamas Polly o mamá? - Tommy preguntó, de esta forma esquivando la acusación de su primo menor mientras lo invitaba a pasar delante de él.

Michael le hizo caso, con la vista fija en sus zapatos caminó hacia la silla que pertenecía a Arthur. Le gustaba la sensación acolchada del asiento, su cuello se estiraba de forma involuntaria, queriendo proyectar la imagen que suponía verían los empleados cuando Arthur los hacía pasar.

SERENDIPIA [TOMMY SHELBY]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora