03. Sobrevivir

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Taichi frunció el ceño, y sacudió la cabeza para despejar su mente.

—A ver, yo juraría que me dijiste que después de acabar con el virus, Wallace encontró el digihuevo de Chocomon por allí cerca.

—¿Estás seguro de que no te equivocas de Digimon?

—¡A lo mejor se refiere a Nat-chan! —sugirió V-mon—. Cuando Nat-chan desapareció, dejó un digihuevo y fuimos a buscarle un compañero.

—No lo entiendo, qué raro... —A Taichi empezaba a dolerle la cabeza—. Si hasta creo recordar que vi una foto de Chocomon después de renacer. ¿A que sí, Agumon?

—¿Choco... qué? —repitió el reptil.

—No importa. A lo mejor lo he soñado. Con tantos niños elegidos que hay ahora, supongo que es normal que me confunda un poco. Venga Daisuke, ya no te molesto más.

—Pff, ¿cómo vas a molestar? —bufó el heredero del valor—. Perdona que haya reaccionado así, igual me he pasado un poco. En realidad, me gustaría pedirte algo.

—Claro, hombre. ¿De qué se trata?

—Cuando veas a tu hermana, ¿podrías decirle una cosa de mi parte?

—¿De tu parte? —Taichi volvió a sufrir un tic nervioso, esta vez en la comisura de los labios—. Oye, que tampoco tienes que pedirme permiso para hablar con ella ni nada.

—Ya, ya lo sé, es solo que... —Daisuke frotó una zapatilla contra la otra, e hizo círculos con un pie en el suelo para pensar cómo responderle. Finalmente, se aclaró con un suspiro—. No pasa nada, tienes razón. Ya si eso se lo diré en persona. Buenas noches.

—Que descanses. Dale recuerdos a V-mon.

Daisuke colgó primero, pero estuvo un momento mirando el móvil en su mano.

—Supongo que era cuestión de tiempo. Qué más dará.

—Vaya, ¡otra vez he perdido! —V-mon interrumpió el ruido de sus pensamientos desde la silla del ordenador—. ¿Me enseñas otra vez cómo funciona este juego? Por más que pincho las minas ocultas, me dice que se acaba la partida. ¿No había que destruirlas? ¿O sólo hay que tenerlas controladas?

—Creo que será mejor que te enseñe mañana, yo ya estoy hecho polvo. Me voy a dormir, ¿vale?

Mientras Daisuke apagaba la luz y se tapaba con las sábanas, colocado de cara a la pared, V-mon miraba una y otra vez a su compañero y a la pantalla llena de explosiones y números que no entendía aún. Tenía bastante claro que Daisuke no estaba bien, y si una partida no era lo que necesitaba, tendría que animarle de otra manera.

Digimon 02: La noche de las mil nochesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora