Un rugoso muro de piedra se interponía entre los compañeros. Metros y metros y metros de ascenso desde el niño hasta su Digimon. Daisuke se frotó las manos, tomó aire, asintió y se lanzó a la escalada.
—¡V-mon! ¡Soy yo, Daisuke! ¡Tienes que despertar! Tenemos que volver a casa... y jugar juntos. Volveremos sanos y salvos, ¿me escuchas? Esa cosa no puede contigo, ¡yo confío en ti!
El elegido clavaba sus dedos en el exterior de la base con toda decisión, y su cuerpo se impulsaba por sí solo. Comenzaba a sentir que era capaz de dominar aquel mundo, en vez de ser dominado por él. Si formaba parte de su mente, entonces él debía ser quien tuviera el control.
Sin prestar atención al dolor que pudiera aflorar en sus yemas, continuó su ascenso y su comunicación con V-mon. Por más que sus pies resbalaban una y otra vez, y ardían sus dedos, seguía mandando ánimos al dragón para que abriera los ojos y pudiese escapar.
Mientras tanto, en lo más alto, la sombra se soltó del Digimon, momento en el que este parpadeó un par de veces. El trance en el que se encontraba empezaba a amainar al fin, y pudo oír el eco de la voz de su amigo.
—¿Daisuke?
La sombra, sin embargo, no había terminado con él. A través de las espesas nubes negras que llenaban el cielo se pudo vislumbrar, por unos segundos, varios relámpagos de color rojo anaranjado, que Daisuke no recordaba haber visto en el momento inmortalizado en el recuerdo.
Al ver al virus ascender unos metros por encima de V-mon con aire solemne, y luego mirar hacia abajo, el chico notó que se erizaban todos los pelos de su nuca.
Antes de que el pequeño dragón pudiese reaccionar, la sombra hizo aparecer cinco fuegos fatuos alrededor de él, para luego descender en picado y entrar en el cuerpo del Digimon a través de la nuca.
Daisuke llegó justo a tiempo para ver a V-mon adquirir un aspecto más oscuro. La expresión con la que lo recibió era parecida a la rabia contenida, sin embargo la forma de expresarla no era en absoluto típica de su compañero. Era una rabia artificial, ajena, una fuerza negativa que había suplantado la consciencia del Digimon, y había dejado en su lugar a una bestia sin otro instinto que el conflicto.
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Digimon 02: La noche de las mil noches
FanficNoche del 15 de marzo de 2004. Taichi advierte a Daisuke de la presencia de unas extrañas distorsiones que infectan a los Digimon, muy parecidas a la que vieron con Wallace dos años antes. Sin embargo, Daisuke está más pendiente de otro acontecimien...