23. Fuerza

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La situación no podía ser más confusa. Aunque deseaba tener a su lado a alguien que comprendiera mejor el mundo en el que estaba, y pudiese tomar decisiones mejor informadas, no había tiempo para lamentarse. Tendría que utilizar algo que sí tenía: la intuición. Y su intuición le decía que debía centrarse en encontrar la salida y regresar a la realidad.

—Si esa cosa es como la que infectó a Chocomon, entonces necesita controlar a otros para poder actuar. Si no dejamos que vuelva a infectarte, podemos volver al mundo real, y allí no podrá seguir alimentándose de mi oscuridad.

—Entiendo. Pero mientras encontramos la salida, tendremos que luchar... y me temo que no hay ningún sitio seguro donde dejarte.

—Yo no me soltaré, te lo prometo. Pero cúbreme bien, ¿eh?

A Daisuke le sorprendió que el XV-mon oscuro siguiera mirándolos quieto y sin mostrar emociones, a pesar de la rabia irracional que provocaba antes en V-mon. Incluso cuando sus ojos dejaron de brillar ominosamente, estos tenían un aspecto frío y muerto.

Era similar a los ojos de Ken cuando estaba bajo los efectos de su semilla, y los de Chocomon cuando alcanzó su última etapa. Como mirar dentro de un pozo.

Apenas desplegó sus alas, XV-mon dio una patada en el suelo para corregir el rumbo, en vez de ir directo hacia el enemigo, giró la derecha para buscar la salida del desierto. Fue entonces cuando la sombra al fin reaccionó y comenzó a seguirle, algo que reforzó la teoría de Daisuke: no quería matarles realmente, quería retenerles por alguna razón.

Incluso la manera de atacar lo delataba. Cuando les alcanzó en el aire, el ser oscuro usaba sus garras para herir las alas de XV-mon, o bien intentaba clavarle las uñas en las articulaciones.

Los dos dragones revolotearon en el aire arenoso como imágenes simétricas. Mientras uno trataba de liberarse y poner a Daisuke a salvo, el otro hería con el propósito de causar el mayor dolor posible con cada golpe. Era preocupante, pues la sombra parecía tener más experiencia en el combate que el propio XV-mon, y usaba movimientos que él nunca había pensado realizar.

Una vez se alejaron lo suficiente de la base, pasaron a una ciudad cibernética que a su vez tenía fragmentos de Tokio dispuestos aleatoriamente. Los peatones, tanto humanos como Digimon, eran estatuas de piedra gris, y todos ellos mostraban estrés, desesperación o cólera.

XV-mon sorteó los edificios falsos, atento a cualquier indicio de un mecanismo que facilitase la huida de aquel mundo onírico, mientras que su doble le perseguía en línea recta, sin importar que hubiese personas o estructuras por delante. De hecho, a menudo las atravesaba de manera que un edificio caía sobre otro o sobre una avenida, maximizando así la destrucción.

Resultaba perturbador ver a un clon de su amigo actuar con tanta crueldad. XV-mon percibió la reacción de su compañero, y pensó en sacar la artillería pesada.

—Daisuke, te prometo que nunca me convertiré en algo así.

—Y yo cumpliré mi parte para que así sea. Saldremos de esta, cueste lo que cueste. Vamos a enseñarle a esa copia barata quién manda.

—Dicho y hecho. —Aprovechando que habían llegado a un prado de Summer Memory hecho añicos, y había espacio suficiente para volar con seguridad, XV-mon se dio la vuelta para mirar hacia su perseguidor, y cruzó los brazos sobre su pecho—. ¡Láser X!

Al descruzarlos, la marca de su torso se iluminó en naranja y disparó una ráfaga de energía directa hacia la sombra, pero esta le correspondió con el mismo movimiento. Los dos ataques colisionaron en una explosión que lo consumió todo a su alrededor.

Daisuke, impulsado por la fuerza de la onda expansiva, se deslizó y fue empujado hacia atrás, lejos de su Digimon.

Digimon 02: La noche de las mil nochesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora