Digimon 02: La noche de las mil noches

07. Vacío

El ser de oscuridad descendió en picado sobre ellos, y Daisuke se echó encima de su amigo para cubrirle. Él esperaba que la criatura impactase contra él, pero se sobresaltó al notar que la cama cedía ante su peso.

Las patas y la cabecera se inclinaron hacia dentro como si fuesen de goma, a la vez que el colchón se doblaba y se precipitaba hacia el suelo. Este, a su vez, se abrió igual que una hoja de papel, para recibir a los dos compañeros, y hacerlos pasar por un enorme agujero.

El niño elegido, envuelto en las sábanas que se pegaban a él en aquella caída libre en medio de un vacío sin fin, se liberó a duras penas y miró a su alrededor. El roce del aire con su cara debido a la velocidad límite a la que descendía, hicieron que echase de menos las gafas de protección que solía llevar.

Los restos de la cama fueron alejándose de él por pura inercia, y finalmente pudo ver a V-mon, aún inconsciente, al otro lado del colchón que no paraba de girar en medio del aire.

Mientras Daisuke intentaba impulsarse hacia él sin saber muy bien cómo, su vista se dirigió hacia arriba, donde la sombra seguía persiguiendo al dragón, y su forma etérea le permitía ganar terreno a ambos en medio de la caída.

—¡De ninguna de las maneras voy a permitir que le hagas daño!

Lo único que le quedó fue seguir su instituto, y tratar aquel vacío como el fondo del mar. Se desplazó al límite de sus fuerzas con los mismos movimientos de alguien que intenta bucear, y poco a poco fue aproximándose a V-mon.

El virus y el niño llegaron hasta el Digimon al mismo tiempo, en un instante en el que el dragón azul al fin abrió los ojos, y llenó el abismo con una potente luz dorada.

Daisuke sonrió para sí mismo, ya que estaba seguro de que conocía el origen de esa luz. Sin embargo, cuando pasó el destello y recobró la vista, quedó completamente perplejo por lo que tenía delante.