F i n a l

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Una vez dentro de su casa, me senté en una de las sillas de la sala principal.

¿Un té? —preguntó.

— Sí, por favor.

Una vez ya sentado los dos juntos, fui al punto.

— ¿Y qué pasa ahora?

— Charlie, me preocupa tu salud, tu estabilidad. Sé que eres indefenso, lo sé por qué Stefani me lo contó, aunque no creas ella sabía todo de ti, ya te darás cuenta de lo que te hablo en cuanto leas esto —dijo, entregándome una carta— no la abras aún. Créeme que yo me siento igual que tú, por qué Stefani era la única persona en la cual yo podía contarle mis problemas y ella siempre hallaba una solución. Pero debemos aceptar que ella ya no está aquí con nosotros, debemos ser fuerte porqué estoy segura que lo que le haría más feliz justo ahora, sería vernos feliz —dijo con las lágrimas en sus ojos, que le impedían seguir hablando.

Lo sé, sé que ya no está aquí y créeme que estoy intentando ser fuerte, pero realmente no creo poder aguantar esto, la extraño, la extraño muchísimo —dije mientras las lágrimas que pugnan por brotar me escuecen los ojos.

— Te comprendo Charlie, siento lo mismo que tú, pero debemos ser fuertes. Ve a tu casa y lee esa carta, quizás entiendas un poco más de lo que te estoy hablando.

— Está bien, gracias por el té. Hasta luego.

(...)

Una vez ya en mi habitación, decidí abrir la carta:

"Sofía, estoy muy preocupada por Charlie, me he dado cuenta de que se corta, esta mañana vi  en sus brazos muchas cicatrices. Realmente no sé qué problemas tendrá con su familia, o si quizás esto tenga que ver con el matoneo que le hacen en la escuela, el punto es que estoy muy confundida, él es maravilloso no entiendo por qué la razón de esto. No soporto verlo así, solo volver a imaginarme sus brazos cortados, se me encoge el corazón. Si llego a notar nuevas cicatrices, ten seguro que le hablaré. Pero lo que más me duele es que no me haya tenido la suficiente confianza para contarme sus problemas y haberle podido ayudar desde un principio. Haré todo lo que este en mis manos para ayudarlo a salir de la oscuridad en la que se encuentra, porque realmente lo amo y sé qué lo nuestro es para siempre, necesito de tus consejos, estoy muy angustiada".

En cuanto termino de leer esto, lloro aún más fuerte contra la almohada, definitivamente la perdí, ya no está aquí. Sus últimos días estuvo pensando que no le tenía confianza, pero lo que nunca supo fue que ella había sido la persona a la que más confianza le habría tenido en toda mi vida.

Salgo corriendo hacia el baño. Me veo al espejo, destrozado con los ojos hinchados, cojo la cuchilla, la pongo en mis muñecas y cierro los ojos.

—Grito— No, no lo haré. Recuerdo sus palabras escritas en esa carta. Tiro la cuchilla a la basura, todo esto acabo aquí, no quiero volver a tener una de estas en mis manos.

— Realmente te amo aún más Stefani, y sí, lo nuestro es para siempre. Gracias por nuestra pequeña y hermosa aventura.

Diario de un Belieber BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora