𝐒𝐭𝐞𝐫𝐞𝐨 𝐋𝐨𝐯𝐞 || 𝐑𝐨𝐛𝐛𝐲'𝐬 𝐯𝐞𝐫𝐬𝐢𝐨𝐧

•6•

𝐑𝐨𝐛𝐛𝐲

Noté una pequeña presión en mi labios haciendo que abriera un poco los ojos dándome cuenta de que era Hannah.
Cuando se separó los volví a cerrar haciéndome el dormido.
Noté como se iba a cambiar por lo que volteé para el otro lado.

Salió de la habitación cerrando la puerta tras ella.

Sonreí.

Así que me había besado pensando que no me enteraba.
En realidad deseaba que pudiese disfrutar de sus besos todas las mañanas.

Me levanté y me cambié a la ropa que llevaba ayer.

Fui hacia la sala encontrándome solo con su abuela.

—Buenos días—dijo ella.

—Buenos días—dije—. ¿Y Hannah?

—Está arriba mirando unas cosas—respondió mientras me sentaba en la mesa—. Oye, Robby. Ya que mi nieta no me quiere decir nada, te lo preguntaré a ti. ¿Estáis saliendo?

Bien, no esperaba que preguntara eso.

—Em... no—respondí.

—Pero, te gusta—dijo.

Bajé la mirada con algo de vergüenza.

—Ay, sí te gusta—dijo sonriendo—. ¿Cuándo le pedirás salir?

—No sé...—respondí.

—¿No tenías pensado hacerlo?—cuestionó.

—No. Somos amigos desde hace mucho tiempo, no quiero fastidiar eso—respondí.

—No lo harás, estoy segura de que a ella le encantas—aseguró.

La miré un momento, una sonrisa estaba presente en sus labios.

—Bien, lo haré—dije—. No sé cuando, pero lo haré.

—Eso es—dijo sonriendo.

—No la he encontrado—dijo Hannah mientras bajaba las escaleras—. Oh, hola, Rob.

La miré con una sonrisa.

—Hola.

—Qué raro, yo la dejé ahí—respondió—. Pero, bueno, será mejor que no los dones, si algún día tenéis—carraspeo su graganta—, digo, tienes algún hijo puede jugar con los juguetes que hayan en esa caja.

[...]

Después de la entrevista en LaRusso motors, había conseguido un contrato y otro para Hannah.
Por lo que desde allí fui hasta mi casa para esperar a a que viniera.

No tardé en escuchar el timbre.

—Adivina que, adivina que—dije cuando la vi al otro lado de la puerta.

—¿Qué?—preguntó.

—He conseguido un trabajo, en LaRusso Luxury Motors—dije sonriendo.

—¡Qué bien, Rob!—exclamó de la misma manera.

—Pero eso no es todo—dije—. ¿Recuerdas que me dijiste que también te gustaría ganar tu propio dinero?—ella asentió—. Pues le he hablado a la señora LaRusso de ti y me ha dicho que les falta personal por lo que podrían contratarte, y finalmente, te he conseguido el contrato, bueno, falta que tú lo firmes.

—¿Pero no me harán entrevista ni nada?—preguntó.

—Parece que realmente les hace falta alguien más—dije—. ¿Entonces aceptas?—pregunté.