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𝐑𝐨𝐛𝐛𝐲

Hannah vendría conmigo y con el señor LaRusso a probar Miyagi-Do.
Estaba contento de que quisiera darle una oportunidad.

—Iré yendo para ver si está por ahí—dije mientras bajaba del coche.

Caminé hacia la entrada llegando a un patio donde había una piscina.
Pude ver a una chica de mi edad aproximadamente tomando el sol.
Miré un momento como tomaba el sol antes de reaccionar y darme la vuelta para irme, pero choqué con unos palos de bambú llamando así la atención de la chica.

Dios, parezco estúpido.

—Hola, ¿puedo ayudarte?—escuché una suave voz detrás de mí.

Pude ver como tenía unos bonitos ojos azules.

—Buscaba al señor LaRusso—respondí con una sonrisa.

—Entrenas kárate con él ¿verdad?—preguntó a lo que yo asintí—. Debo darte las gracias, intentó convencerme a mí. Soy Samantha por cierto.

—Robby—contesté sonriendo.

Escuché unos pasos tras nosotros.

—Aquí estás—dijo Hannah poniéndose a mi lado.

—Mira Hannah ella es Samantha, la hija del señor LaRusso y Samantha ella es Hannah mi...—la miré un momento pensando que decir—, mi... mi mejor amiga—dudé.

Samantha continuó dedicándonos una sonrisa.

—Me alegro de que entrenéis con mi padre—dijo Sam—, intentó liarme a mí primero.

—Veo que ya os conocéis—dijo el Señor LaRusso tras nosotros—.  Mis alumnos actuales y mi antigua alumna—continuó—. Si quieres unirte aún estás a tiempo.

Sería divertido, ¿no?

—Iré de compras con mamá y la abuela—contestó.

—Prefiero no presenciar eso—dijo el señor LaRusso—.  Avísame si hay sangre—dijo—.  Vamos chicos.

—Divertios—dijo Samantha.

—Fue un gusto conocerte—dije sonriendo de lado.

—Lo mismo digo—contestó Samantha —. Suerte con el árbol.

La miré con el ceño fruncido.

Se suponía que íbamos a hacer kárate, ¿no?

—Vamos—insistió el señor LaRusso.

—¿Qué árbol?—cuestioné poniéndome a su lado.

—Ya lo veréis—contestó el señor LaRusso mientras subía al coche.

Hablé durante todo el trayecto con el señor LaRusso, sin embargo; Hannah no había hablado.
Cuando el coche se paró me di cuenta de que estábamos en un bosque.

—¿Qué hacemos aquí?—preguntó Hannah.

—Conectar con la naturaleza—contestó Daniel—, cerrad los ojos.

Hice lo que pidió.

—¿Qué escucháis?—-cuestionó.

—Nada—contestestamos Hannah y yo al unísono.

—Exacto—dijo el señor LaRusso—,  ni coches,  ni teléfonos, ni gente... nada, solo tú y la naturaleza—explicó—.  Por eso estamos aquí—miró a Hannah—. De esto se trata Miyagui-Do Kárate.

Ella asintió con la cabeza.

—Vamos—dijo golpeando mi brazo amistosamente.

[...]

𝐒𝐭𝐞𝐫𝐞𝐨 𝐋𝐨𝐯𝐞 || 𝐑𝐨𝐛𝐛𝐲'𝐬 𝐯𝐞𝐫𝐬𝐢𝐨𝐧 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora