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𝐑𝐨𝐛𝐛𝐲

Me desperté un poco más tarde que Hannah al parecer pues ya no estaba allí.
Me levanté y pude verla en la sala del pequeño piso.

—Hola—dije.

—Hola.

—Oye, sobre lo de ayer...—traté de decir, pero me interrumpió.

—Olvida todo mejor.

Respiré un momento.

Quizá era lo mejor.

—Vale. Iré a por algo de comida—informé.

Salí de ahí y bajé las escaleras.
Justo cuando iba por el último piso alguien me detuvo.

—Oye, tú—dijo una voz haciendo que me girara—. Eres el niño que andan buscando por la pelea esa.

—Em...—dije con algo de temor al pensar que me habían descubierto.

—Supongo que necesitarás comida—dijo—. Si me dejas practicar con tu pelo te daré toda la comida que necesites.

Fruncí el ceño algo confuso.

—Am... ¿está bien?—dudé.

—Vamos, pasa—dijo.

Entré a su piso el cual era prácticamente igual al que estábamos Hannah y yo.

—Siéntate ahí—dijo señalando una silla con la cabeza.

Hice lo que dijo a la vez que él sacaba una especie de estuche con todo tipo de herramientas para cortar y peinar el pelo.

—Hago prácticas de peluquería, es mi sueño desde pequeño—dijo.

Yo asentí sin saber que decir.

>>Y si te preocupa el que te delate, piensa que a mí también me buscan, delatarte sería cabar mi propia tumba.

[...]

Aquí tienes lo prometido—dijo dándome una bolsa con comida—. También hay unas sudaderas y algo más de ropa. Te vendrá bien.

—Gracias—dije.

—Ah, toma—dijo dándome un espejo—. ¿Qué te parece el corte?

Me miré al espejo.

Mi pelo estaba algo más corto, pero no me disgustaba.

—Me gusta—aseguré.

—Genial—dijo mientras me acompañaba a la puerta.

—Adiós, y gracias—me despedí.

—Gracias a ti, Robby—dijo de vuelta.

Volví subir a nuestro piso.

—He conseguido algo de comida—informé al entrar al apartamento.

Se giró a mirarme. Pude notar como se sorprendía.

—¿Qué le ha pasado a tu pelo?—preguntó.

—¿Tan mal está?—cuestioné.

—No, de hecho está mejor así—respondió.

Fruncí el ceño.

—No sé como tomarme eso—dije—. Bueno, dejé que el señor del piso de abajo que estaba en prácticas de peluquería me cortara el pelo a cambio de que me diera algo de comida, y lo bueno es que no ha quedado mal.

Tomó la bolsa que traía y empezó a mirae su contenido.

—Podría delatarnos—dijo.

—Él también es fugitivo o algo así—respondí—. No lo hará o si no él acabara donde nosotros.

𝐒𝐭𝐞𝐫𝐞𝐨 𝐋𝐨𝐯𝐞 || 𝐑𝐨𝐛𝐛𝐲'𝐬 𝐯𝐞𝐫𝐬𝐢𝐨𝐧 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora