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𝐑𝐨𝐛𝐛𝐲

Estábamos debajo de un árbol de Miyagi-Do, el calor que hacía era insoportable.

—Hannah, ¿te quedas a dormir en mi casa?—le preguntó Sam a la aludida—. Podemos ver alguna serie.

—Vale—respondió Hannah sonriendo.

—Dios, me sudan partes en las que ni siquiera sabía que tenía poros—dijo Demetri limpiando su sudor en Sam.

—Bien, salid de ahí debajo. Hay que trabajar—dijo el señor LaRusso mientras se acercaba a nosotros.

Todos nos levantamos pesadamente.

—Oiga, señor LaRusso. Hacen treinta y ocho grados, ¿no podríamos descansar?—pregunté.

—¿Bromeas?—cuestionó Daniel—. Esta temperatura es genial para el entrenamiento de hoy, vais a experimentar el Sochu-Geiko.

—¿Cómo el seguro de coches?—cuestionó Chris.

Sochu-Geiko es un ejercicio japonés que se práctica durante los días más calurosos del año, hay que esforzarse al máximo—explicó el señor LaRusso—. La pelea no siempre llegará cuando estéis a veinticuatro grados y con brisa.

—Am, ¿no deberíamos evitar pelear?—cuestionó Sam.

—A veces la pelea no se puede evitar—respondió Daniel—. Algún día la pelea puede llegaros, y tenéis que estar preparados, así que hoy veremos de qué está hecho Miyagi-Do.

Fuimos a la parte de arena e hicimos un círculo, me tocó a mí empezar por lo que me puse en medio.

—¡Dos!—dijo Daniel.

El aludido se acercó, pero le di un puñetazo en el pecho y lo tiré al suelo. Después le ayudé a levantarse.
Robby se volvió a posicionar en el centro.

—¡Cinco!—exclamó LaRusso.

Esa era Hannah.

Se acercó un poco y me lanzó una patada la cual logré esquivar, después giró y me lanzó otra golpeándome en el pecho.

—Te di—me dijo sonriendo.

Qué preciosa, mi niña.

Le dediqué también una sonrisa.

—Bien, ahora Demetri. Vamos—dijo Daniel.

Hannah y yo volvimos a nuestro lugar.

—¡Tres!

Chris se acercó a Demetri y lo golpeó en el pecho.

—Lo siento, amigo—le dijo Chris—.  Tienes que bloquearlo.

—¡Seis!

Un chico del cual no recordaba su nombre le hizo una barrida a Demetri tirándole al suelo.

—Odio esto—dijo Demetri.

—Ya, levantate—le dijo Daniel.

—Podemos descansar, por favor—pidió Sam.

—Este calor es horrible—continuó Hannah.

—¿Queréis refrescaros?—cuestionó el señor LaRusso.

—Ajá—respondimos todos asintiendo.

—Muy bien, creo que puedo arreglar eso—dijo Daniel.

Esta vez nos llevó hasta unos refrigeradores de carne, miré a mi alrededor confusa.

𝐒𝐭𝐞𝐫𝐞𝐨 𝐋𝐨𝐯𝐞 || 𝐑𝐨𝐛𝐛𝐲'𝐬 𝐯𝐞𝐫𝐬𝐢𝐨𝐧 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora