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𝐑𝐨𝐛𝐛𝐲

Entré a mi casa con varias pizzas en una bolsa.
Vi como mi madre entraba a la sala.

—Hola, mamá—le dije.

—Hola, cariño—dijo ella con una sonrisa.

—He ido a comprar esas pizzas que tanto te gustan—informé—. ¿Cenamos y vemos una peli?

—Ay, que detalle, cariño—respondió—.  Pero, tengo que hacer un par de recados. Lo dejamos para mañana, ¿vale?

—Sí, claro—respondí—. Si no tienes resaca.

—Oye—se quejó—. De acuerdo, me has pillado. Salgo, ¿vale? Es la semana de los restaurantes.

Mordí mi mejilla.

—¿Sales con el tipo de la otra noche?—le pregunté.

—Ay, no. ¿Con ese idiota?—respondió—. No, mucho ruido y pocas nueces.

Puse una mueca. No quería saber eso.

Lo peor era que de alguna manera me recordaba a lo que hacía Hannah diariamente hace unas semanas.

—Lo siento, demasiados detalles—dijo—. Es que es difícil dar con un buen hombre. Porque fíjate en tu padre. Eso es lo  que quiero evitar. ¿Te he contado que el desgraciado vino a verme?

Fruncí el ceño.

—Pues no—respondí—. ¿Qué te dijo?

—No sé. Soltó un rollo de que te fueras a vivir con él. Como si ahora le importaras—respondió—. Seguro que es para no tener que pagar la pensión.

—¿Y cómo lo sabes?—cuestioné.

—Porque conozco a tu padre—respondió.

Igual sí que le importaba.

—Mira ya sé que te apetecía mucho lo de esta noche, pero es que quiero conocer a alguien especial. Tú te haces mayor y no tardarás en dejarme por una vida emocionante. No querrás que esté sola, ¿no?—cuestionó acariciando mi cara.

Pero, es que ahora el que está solo soy yo.

—No—murmuré.

—Gracias, cariño—dijo dejando un beso en mi frente—. Te quiero.

Salió por la puerta.

—Adiós—dijo.

—Y yo a ti—respondí en un murmuro.

Quizá debería ir a ver a mi padre.

Tomé mi skate y me dirigí hacia su dojo. Crucé la esquina y pude verlo al lado de su coche con otro chico, el cual posteriormente abrazó.

Se suponía que yo era su hijo, a mi me tenía que abrazar, no a ese tipo que a saber quien era.

Negué con la cabeza, decepcionado ya que me había hecho ilusiones con el posible cambio de mi padre, después me di la vuelta para irme.

Era una mierda todo.

[...]

Estaba llorando, y no solo por lo que había pasado ese día si no por todo lo que llevaba acumulado de los últimos meses.

¿Por qué no podía tener una familia feliz como todo el mundo?

Necesitaba llamarla, la necesitaba a ella.

Tomé mi teléfono y marqué su número. Tuve que escuchar un par de tonos antes de que descolgara.

-Hola, Rob-dijo Hannah desde el otro lado del teléfono.

𝐒𝐭𝐞𝐫𝐞𝐨 𝐋𝐨𝐯𝐞 || 𝐑𝐨𝐛𝐛𝐲'𝐬 𝐯𝐞𝐫𝐬𝐢𝐨𝐧 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora