Capítulo III

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He aquí mi secreto: no se ve bien más que con el corazón.

Lo esencial es invisible a los ojos.

Antoine de Saint-Exupéry


Capítulo III


¡Se acabó!, éste es el colmo, he llegado a mi límite. No sé si es el hecho de que leo demasiada ciencia ficción, o si de verdad soy tan patético como para ilusionarme con estas cosas.

Siempre he sabido que hay algo muy estúpido en mí, pero jamás creí que esa parte era lo suficientemente fuerte como para vencer a mi yo sensato. Estoy consciente, la extraño, la necesito de una forma impresionante, no me he vuelto a sentir feliz desde su partida... pero que esa tristeza sea tan fuerte como para hacerme creer que el espíritu de mi ex novia muerta habita en su cuerpo... ¡Dios!, la idea suena aún más tonta cuando la digo de forma clara.

Desde el otro extremo de la cafetería, Kate me mira con extrañeza; claro que no puedo culparla, después de todo nunca le he explicado el porqué de mi extraño comportamiento durante los últimos días. Pero, ¿qué se supone que debo decirle?: "¡Hola, Kate!, ¿cómo te ha ido? Oye, quería comentarte algo, creo que mi mejor amiga muerta es la razón de tus desmayos". ¡Por supuesto que no!

He estado prestando atención y ella parece una buena chica; la mayor parte del tiempo se muestra alegre (quizá demasiado), es como si deseara resultar agradable para todo el mundo; desde que empecé a notarla, jamás la he visto enojada o que alce el tono de su voz, ni siquiera ante los diversos insultos que recibe a diario por parte de los idiotas a los que llamamos compañeros. No ha intentado golpearme y tampoco me pide demasiadas explicaciones, y eso ya es suficiente para ganarse mi admiración.

Existen rumores por toda la escuela, se comenta que pregunta por mí en los corredores de los pasillos, o que se pone agresiva y roba celulares. Últimamente no es muy querida en este lugar porque ella siempre niega todo y, los que "la han visto", asumen que se burla de todos.

Me he acercado poco a poco, con la esperanza de volver a ver la mirada de Elena en sus ojos, necesito estar cerca cuando ella despierte, si es que alguna vez ha estado dentro de Kate. Es por eso que ahora, en la cafetería, tengo mi vista fija en su mesa, con la esperanza de no parecer un maniático.

***

Es ella, lo sabía, Elena está aquí, no sé cómo ni por qué pero ha vuelto.

Todos los ojos se fijan en mí cuando levanto el frágil cuerpo de Kate con dirección al patio de la escuela, tan sólo un instante después de que ella callera al suelo.

Desde mi mesa parecía que se había desmayado, pero en cuanto la toqué abrió los ojos. Entonces comprendí todo, la incansable buscadora de duendes y hadas por fin encontró su prueba de que la magia existe. Ahora ella es la protagonista en la vida de otra persona, después de todo siempre le gustó llamar la atención.

-¡Xavier! -exclama con sorpresa mientras una enorme sonrisa le ilumina el rostro, su mano se mueve lentamente hacia mi mejilla y la deja descansando ahí-. ¡Al fin! Estás aquí, te he encontrado ¿dónde te has estado escondiendo?

­-Shhh, no hagas ruido. Por favor finge que estás inconsciente, hazlo por mí -le susurro al oído, apenas capaz de reprimir la emoción y la alegría que casi me consumen por completo. Por un momento es como si nada hubiera pasado, como si nunca nos hubiéramos separado; ella en medio de una travesura y yo intentando cubrirla para no meternos en problemas.

Atrapada en tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora