Capítulo XVII

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No estoy listo para que dejes de ser mi problema.

Rainbow Rowell


Capítulo XVII

Estoy en el carro de Oliver, escuchándolo hablar con Daniel mientras vamos de camino al cine. Prácticamente me obligaron a salir con ellos, dicen que estos días he vuelto a ser un fantasma y que, en palabras de mi compañero de cuarto, mi presencia es deprimente.

Me hacen reír con todo lo que dicen y estoy agradecido con ellos por no haber insistido en traer a Christopher, después de todo, no he hablado con él desde nuestra pelea en la entrada del hospital. Últimamente se han esforzado mucho por actuar de forma natural y fingir que jamás me escucharon decir que Elena está poseyendo el cuerpo de Kate; lo cual es un tremendo alivio, pues no me he visto obligado a dar explicaciones.

-Lo único que digo es que Breaking Bad es una buena serie, pero absolutamente nada es superior a Game of Thrones -explica Daniel justo antes de ponerse a tararear el tema, haciendo ademanes de director de orquesta con las manos.

-Y tú... ¿sí ves series o algo así? -me pregunta Oliver con tono burlón. Hace eso muy seguido, tratarme como si yo fuera un extraterrestre que no sabe cómo comportarse en la Tierra.

-¡Claro que no! Xavier sólo tiene tiempo para alimentar su depresión leyendo a Edgar Allan Poe mientras escucha algún soundtrack hecho por Danny Elfman -replica Daniel, quien últimamente disfruta de cada oportunidad para mofarse de mí. No me puedo quejar, sé que si yo estuviera en su lugar haría lo mismo.

Bajamos del carro y entramos a la plaza, hay una enorme cantidad de personas por los pasillos aun para un viernes por la noche. De fondo se escucha alguna canción electrónica y yo me dejo arrastrar por el ambiente entusiasta del lugar, quizá esto no es tan mala idea después de todo, es cierto que necesito una distracción.

Mientras caminamos en dirección a las escaleras eléctricas, veo a un par de chicas despreocupadas que ríen alegremente mientras entran a una tienda de discos y no puedo evitar pensar en Kate. ¿Qué estará haciendo en este momento? Me encantaría estar con ella, pero sé que debo respetar el espacio entre los dos, al menos hasta resolver toda esta absurda situación. No hemos tocado el tema de nuestra relación desde el día en su habitación, parece que hablar sobre noviazgo en este instante es demasiado complejo y confuso, pero de cualquier forma, es un enorme alivio saber que al menos, ya no está molesta conmigo; ella es la persona más comprensiva que jamás haya conocido.

Justo cuando comenzamos a subir hacia el último piso, Daniel y Oliver dejan de charlar y se ponen repentinamente serios. Eso me pone nervioso, no puedo evitar pensar que están tramando algo. Estoy a punto de preguntarles qué es lo que ocurre, cuando los veo fijar su vista en un punto al final de la escalera. Miro arriba y reparo en la figura de Christopher, recargado en una de las paredes del cine. Por un momento me planteo la idea de huir, pero es demasiado tarde; él me ha visto también y parece confundido.

Estos imbéciles nos tendieron una trampa, ninguno de los dos está listo para confrontar al otro y aun así no podremos evitar este incómodo encuentro. Yo estoy acorralado y él es demasiado orgulloso para retirarse.

Al final, no entramos a ninguna función y terminamos por sentarnos en una de las pequeñas mesas que hay frente a la dulcería. Chris y yo comemos palomitas en silencio mientras escuchamos un sermón por parte de Daniel. De pronto es como si fuéramos unos niños chiquitos que se pelearon por un juguete.

-Para ser sinceros, no comprendemos bien qué es lo que ocurre entre ustedes. Supongo que tienen broncas atrasadas o algo así, pero eso no nos importa. El caso aquí, es que resulta estúpido que sigan escondiéndose del otro como si se tuvieran miedo. Si se tienen que madrear, háganlo de una buena vez, pero déjense de tonterías y arreglen esto ya.

Atrapada en tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora