Capítulo XVIII

42 4 0
                                    

Si el sacrificio es lo último

que puede hacer una persona

para demostrarte que te quiere,

debes dejarla hacerlo.

Veronica Roth


Capítulo XVIII

Domingo 26 de abril del 2015

Por un momento entré en pánico y no supe qué hacer. ¿Cuál es el protocolo a seguir cuando ves a tu novio llorando con toda su alma por otra mujer a la que ama tanto como a ti? Así que simplemente dejé de pensar y me limité a abrazarlo todo el tiempo que me necesitara, aunque cada una de las lágrimas derramadas hiciera una pequeña fisura en mi corazón. Sé que suena estúpido, pero tenía la esperanza de que tal vez, sólo tal vez, exagerara acerca de sus sentimientos por Elena...

No sé cuánto tiempo pasó hasta que su llanto cesó, a mi lado sólo quedaba la mitad del Xavier que conozco y amo. Nuevamente era aquel fantasma que navegaba por los pasillos de la escuela cuando entramos al internado. Callado y con la mirada perdida.

-¿Cuándo? -pregunté con un hilo de voz, interrumpiendo sus cavilaciones.

-No sé el día exacto, pero será la próxima vez que tome el control de tu cuerpo -respondió secamente. Algo en su tono me recordó al eco que suena cuando hablas en un pozo, era un reflejo exacto de su voz pero sonaba hueco. Muerto.

En ese momento empecé a sentir los primeros malestares que siempre deja atrás la partida de Elena, pero me los tragué con valentía.

-Pero no entiendo... ¿por qué justo ahora? Hasta cierto punto lo estábamos empezando a manejar. Tal vez en un par de meses más podremos encontrar una forma para que regrese de forma definitiva. No hay necesidad de que se vaya.

-Lo mismo le dije yo, pero se negó a escuchar. Me explicó que te está matando poco a poco, Kate. Y si no se va, la que terminará muerta serás tú. Así que es un hecho... me abandona nuevamente.

Como para corroborar sus palabras, justo ahí el dolor se volvió insoportable, y con un ataque de tos, empecé a escupir lo que parecían litros de sangre. La verdad no sé cuánta más me puedo dar el lujo de perder antes de terminar con una anemia, o peor, muerta.

Los efectos de mis desencuentros con Elena están empezando a dejar marcas permanentes, como mi piel pálida y ceniza, las enormes ojeras bajo mis ojos o los enormes hematomas que aparecen cada dos segundos. Eso sin contar el cómo me siento por dentro: cansada, deprimida y adolorida. Algo en mí está muy mal...

Por suerte, él actuó con rapidez y me llevo al hospital nuevamente. Sé que no me pueden curar de mi supuesta enfermedad, pero al menos los sueros y pastillas que me suministran me hacen sentir mejor y me permiten seguir con vida por la masiva pérdida de sangre

Cuando desperté vi a Xavier hablando con la doctora Sarah, la de la bonita sonrisa; preguntándole formas de cuidado y cómo podría hacerme sentir mejor. Por un momento pensé en avisarles que ya había despertado, pero estaba muy cansada, así que me limité a escuchar su amena plática.

Durante las últimas dos semanas he ido al hospital casi a diario, con Xavier acompañándome, para que me hicieran los famosos estudios. Estoy segura que no van a encontrar nada, pero mi papá me hizo prometerle que seguiría todas las indicaciones de los médicos. Cuando le llamaron después del primer ataque insistió en venir por mí, pero lo convencí de que estaba en buenas manos y que, de todos modos, no podía abandonar su trabajo así como así.

Atrapada en tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora