Capítulo IX

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Una parte de tu corazón me pertenece.

Y no pienso renunciar a ella.

Laura Gallego García


Capítulo IX

Él no habla mucho durante el camino, su expresión es seria y de vez en cuando puedo apreciar cómo aprieta los dientes debido al coraje. No pude distinguir quién era el chico al que Xavier golpeó, tampoco sé cuál fue el motivo de la discusión, pero por alguna razón tengo la certeza de que el desconocido se lo merecía.

-He tenido dos años para reflexionar y aun así no he aprendido la lección... no debería conducir si estoy tan alterado. Algo malo podría pasar -es la única frase que menciona, y la dice con una terrible amargura. Me siento incapaz de responder, pues no tengo idea de lo que habla.

Cuando llegamos a mi edificio, éste se encuentra prácticamente vacío, supongo que las demás siguen en la fiesta, sobre todo ahora que ya tienen un nuevo tema para especular...

Justo en la entrada se encuentra una mujer leyendo, seguramente es la vigilante de esta noche, nadie que no sea residente puede entrar al lugar una vez que ha llegado el toque de queda.

Miro a Xavier que se despide de mí con un simple gesto, da la vuelta y se dirige a su carro. Yo abro la boca para decir algo, lo que sea para retenerlo e intentar tranquilizarlo. Puedo sentir cómo el dolor que noté en sus ojos, deja una enorme y profunda cicatriz, la cual servirá como recordatorio de que él estaba sufriendo y yo fui una inútil que no logró aliviarlo.

Sigo sin comprender en qué momento él se hizo tan importante para mí, pero no puedo hacer nada para remediarlo. Estoy verdaderamente preocupada, frustrada.

-Espera... -alcanzo a susurrar, pero Xavier sólo voltea y niega con la cabeza para indicarme que guarde silencio, que no es el momento. Lo veo marcharse, sintiéndome impotente y derrotada.

Apenas entro en mi habitación, resuelvo que no puedo permitir que esto se quede así, y tampoco acepto darme el lujo de esperar un día más. Tomo una vieja sudadera y salgo corriendo en su búsqueda, debo alcanzarlo antes de que entre a los dormitorios de hombres pues sé que el prefecto jamás me dejará entrar a estas horas.

No tengo su número telefónico, porque nunca me había pasado por la mente que en algún punto podría llegar a necesitarlo. Nuestra relación ha sido extraña desde el primer momento; además, estoy segura de que si le marcara, Xavier simplemente no contestaría y seguiría en sus solitarias reflexiones.

Soy egoísta, y no me detengo a pensar si estoy haciendo lo correcto al perseguirlo para interrumpir su soledad, necesito verlo y estar a su lado.

Una parte de mí tiene la esperanza de que él me necesite también.

***

Ansiedad, es todo lo que siento en cuanto bajo del auto. Ahora que he llegado a los dormitorios me doy cuenta de que estaré solo y me aterra la idea de entregarme a mis pensamientos. Sé que puedo hacer muchas estupideces cuando me encuentro en este estado, así que necesito tranquilizarme.

Decido quedarme afuera un rato, el aire frío de la noche resulta más atractivo que mi habitación cerrada y oscura. El silencio no ayuda, necesito distraerme, saco mi teléfono y me coloco los audífonos, pronto la música de The National comienza a llenar mis oídos y me abandono a las frases de la letra:

Remember when you lost your shit and

drove the car into the garden

You got out and said I'm sorry

Atrapada en tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora