Capítulo V

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A menudo encontramos nuestro destino

por los caminos que tomamos para evitarlo.


Jean de La Fontaine


Capítulo V

Mi cuerpo, todo en él duele; me siento mareada y no puedo pensar bien. Pero estoy segura de lo que escuché, él me llamó Elena ¿Quién es ella?

Intento levantarme pero el dolor me hace retroceder, Alicia está frente a mí, limpia mis manos con un trapo teñido de rojo, sé que es inútil preguntar qué ha ocurrido, nadie sabrá darme una respuesta satisfactoria. No es la primera vez que despierto con heridas, pero nunca había sido tan grave. ¿Será que empeora con el tiempo?

La desesperación me domina por unos instantes, me atemoriza la idea de tener que luchar contra algo que no entiendo. ¿Cómo se supone que detenga estos "incidentes" si ni quiera sé lo que son?

Lanzo un suspiro y miro a mi compañera, nunca hemos sido muy cercanas pero al ver la genuina preocupación y la amabilidad con la que me está cuidando, no puedo evitar sonreír. Ella parece aliviada de verme consciente y como ninguna de las dos está dispuesta a hablar, nos limitamos a permanecer en silencio.

Pasan algunos minutos y lentamente me voy sintiendo mejor, tomo un baño rápido y ambas salimos de la habitación para dirigirnos a la lavandería. No lo hemos hablado, pero Alicia parece comprender que es mejor mantener esto en secreto, ningún adulto razonable nos creería si le decimos que no tenemos ni la menor idea de lo que ha pasado.

Así pues, nos esforzamos por no dejar rastro de las escandalosas manchas de sangre. Al poco rato ella se decide a iniciar una conversación, percibo claramente que intenta, no con mucho éxito, sonar relajada cuando habla.

-No sabía que eras amiga de Xavier, ¿cuánto tiempo tiene de eso?

-No lo somos -me apresuro a responder, después de recordar la discusión que tuvo lugar momentos antes de que iniciara mi calvario-, ¿es que acaso alguien puede ser amiga de ese hombre? Nunca habla, siempre está solo y al parecer cuando se acerca a las personas no es capaz de decir algo coherente.

-Bueno, yo sólo decía -responde mi compañera de cuarto con una sonrisa burlona pintada en los labios-. Es que hace unos momentos parecía desesperado por ayudarte, y bueno, no creo que alguien sea capaz de fingir esa preocupación.

-Creo que no estaba angustiado por mí -replico tras unos segundos de reflexión-, al parecer él pensaba en una tal Elena, ¿quién es ella por cierto?

-A decir verdad, sé muy poco sobre Xavier. Por obvias razones, en algún punto me resultó atractivo e intenté acercarme, pero él era muy frío y pronto me di cuenta de que sólo me ignoraba; creo que me consideraba un mosquito molesto. Claro, por ahí hay muchos rumores sobre el por qué es así de irritable, pero a ciencia cierta sólo sabemos un par de cosas.

-Y, ¿cuáles son esas cosas? -soy consciente de que sueno como una loca acosadora, pero llegados a este punto creo que si alguien tiene las respuestas que necesito... es él.

-¡Cuanto interés! -ríe-, sé que tú y yo no hablamos mucho, pero lo cierto es que me agradas, así que me siento con el deber cívico de advertirte que tengas cuidado con ese sujeto, no todos los rumores que se dicen sobre él son precisamente rosas. En fin, sabemos que tiene problemas con su familia, en especial con su padre. El año pasado hubo un revuelo en la dirección, ¿recuerdas? Era un puente y el hombre vino a recoger a su hijo para llevarlo a casa. Éste se rehusó y comenzaron una discusión dentro de la oficina del director. No se sabe quién lanzó el primer golpe porque estaban encerrados, pero el profesor Carlos tuvo que separarlos.

Atrapada en tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora