Capítulo X. Loco

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Can

-- Tomálos...

Me veía con determinación en sus ojos.

>> Podemos llegar a un acuerdo juntos y no creo que necesitemos a un abogado.

Parpadeaba lentamente, el sonido del aire acondicionado lo podía escuchar claro o eran mi mente que se quedó en blanco. Volteé a otro lado, esperando que quitara esa carpeta de mi vista pero eso solo provocó que se pusiera de pie y me los pusiera frente a mi.

-- Tomálos.

¿Qué podía hacer?
¿Salir corriendo y decir que dejé la puerta abierta?

Sonaba buena idea hasta que unos pasos se acercaron rápidamente.

-- ¡Hola! -- Hin aparece. Le dije que me esperara pero como siempre está escuchando tras la puerta -- ¿Los molesto? Lo que pasa es que vamos tarde..

Mira a Tin y este me mira a mi, no se que decirle porque confesarle la verdad no me venía en gracia.

-- ¿A dónde van? -- le dice el tipo que baja esos papeles y los deja en su escritorio

-- Can a su trabajo y de pasada a llevarme a casa. -- sonríe -- Un día más en su casa y Tull se muere de hambre.

Juntó su cejas, Tin le miró con los ojos entrecerrados y negó.

-- ¿Qué no estás molesto con él?

-- Hemos hablado mucho ayer por la noche... -- mintió -- Por eso Can estuvo conmigo para aconsejarme.. al final creo que todo fue un mal entendido, Tull no se atrevería a hacerme algo así..

-- Claro que no. -- Tin le defiende

-- No.. porque ya sería viudo. -- sonríe -- entonces.. ¿Nos vamos?

-- ¿Puedes darnos un minuto? -- le pido

-- Se te hará tarde...

-- Ya se.. anda por favor.

Asintió no muy convencido de mis palabras pero aún así se despidió, la puerta se cerró, Tin me miraba más fijo de lo normal y suspiré.

-- Mira..

-- ¡Tin! Necesito que me firmes.. -- la puerta volvió a abrirse, y esta vez no era mi querido cuñado como hubiera querido, si no un tipo que en cuanto me miró sonrió con hipocresía.

Se quedó de pie en medio de la oficina y nos veía con curiosidad.

-- ¿Interrumpo? -- no dejaba de vernos

Froté mi frente y volteé a ver a Tin.

-- Dile que se vaya. -- enmarqué con mis ojos y no hizo nada, mirándome también, esperé unos segundos pero no lo hizo.

Decir que no me dolió sería mentira, mis ojos se empañaron un poco, negué al verlo y di un par de pasos adelante, tomando la carpeta del escritorio, iba a irme junto con ella porque aún en estos momentos, él seguía prefieriendolo a él.

Cómo siempre...

Teed siempre era primero y yo después.

-- Vete.

Tomó mi brazo y es claro que lo iba a hacer.

-- Entonces sueltame. -- trataba de quitarle.

-- Vete.. -- volteó a ver a ese tipo -- Dejanos solos..

Miré a Teed el cuál su sonrisa se había desecho, luego volvió a sonreír pero aún más falso.

-- Sigues eligiendo de la mierda.. -- me veía

OTRA VEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora