Capítulo XXIII. En Cuclillas

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Can

La televisión encendida, solo hacía ruido porque nuestras voces eran las que sobrepasaba el volumen, sentados en el suelo, juntos, llegamos casi al mismo tiempo del trabajo y Tin traía consigo una rica barra de chocolate amargo, también junto con unos recuerdos muy mal sincronizados.

El empaque del chocolate vacío está en el suelo y no puedo hacer recordar a Tin que fue él quien se tropezó en la foto de fin de cursos e hizo que todos se cayeran. No entiendo cómo fue que terminamos aquí y hablando de esto pero es divertido.

-- Claro que no. -- cruza sus brazos

-- ¡Que si! -- me reí -- ¡todos estaban en fila sobre esa barra de metal y tú te tropezaste e hiciste que se cayeran!

-- No me acuerdo.

-- No recuerdas lo que no te conviene. -- Sonreí

-- Bueno.. -- alarga -- Al menos yo no fui quien copió en aquel examen y además se le cayó el papel donde tenía anotadas las respuestas.

Abrí los labios.
Mirándole con burla pero con indignación a la vez, me reí pero no iba a dejar que lo ganara.

-- ¡Pero si te pasó lo mismo!

-- No.. -- me mira tranquilo -- solo lo hice porque no quería que te castigaran solo. -- resta importancia -- Tull podía arreglarlo de todos modos.

-- Ah.. -- me reí -- ahora resulta que te simpatizaste.

-- No.. -- niega -- solo porque eras tú.

-- ¿Coqueteabas conmigo desde cuándo?

-- No sé.. -- sonríe -- según yo desde noveno grado pero quién sabe..

-- Hum...

Volteo a la televisión, sin saber de qué trata el programa pero finjo saberlo.

-- En el último grado tu te enamoraste de mi y aquí estamos. -- lo dice como presumido

-- Oh.. -- me reí burlón -- ¿Quién fue el idiota que me pidió matrimonio en el cuarto semestre de la universidad?

-- El mismo con quién te casaste en el quinto... -- alza una ceja

-- ¿Crees que estuvo bien? -- digo más serio -- míranos... Todos dicen que solo jugamos al matrimonio bonito pero no queremos más allá, sin familia, ¿Cuánto años tenemos ya?

-- No lo dicen todos.. -- sonríe -- solo nuestros padres. Pero que más da, claro que estuvo bien.. y sobre una familia, ¿Querías hijos a los veinte? -- niego firmemente, que miedo. -- Deja de pensar que lo que nos dicen está bien.. no somos tan grandes, aún hay tiempo. Siempre nos han criticado todo. Cuando nos hicimos pareja, cuando nos casamos, al principio dijeron que no tuviéramos hijos porque esto no iba a durar y ahora nos presionan, también nos criticaron por esta casa que es pequeña y no como la de ellos, ¿Recuerdas que tu padre dijo que era una vergüenza? Dijo que su hijo se merecía más que esta casita de juguete y si acaso yo tenía a alguien más al que le daba los lujos en vez de a ti.

Me reí.

-- Y cuando le dije que yo la escogí casi me deshereda. Pero es que, ¿Por qué una casa tan grande para los dos? -- negué molesto -- aquí estamos bien y es cómoda. No tenemos que gritar o correr para buscarnos. Además, ni tú ni yo íbamos a limpiar una casa así. Que flojera.

Sonreímos, porque era cierto, cada palabra, cada crítica por parte de todos, incluso hasta de Tull en un tiempo, quién más nos ha apoyado ha sido Hin se podría decir, y mi madre, y es que, casarte no venía con la cláusula de que al mes tenías que tener en proceso una gran barriga, al contrario, nosotros éramos otro tipo de matrimonio y estábamos bien, con una linea hacía abajo pero que ahora parece que vuelve a la normalidad de nuevo.

OTRA VEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora