OTRA VEZ

Capítulo XXIII. Alto o disparo

•Tin•

Las tres de la tarde.
No quise decir que se los dije porque no fue así, lo pensé. Pero es que no me han dejado entrar desde hace tres días donde me escapé con Can, así que a grandes males grandes soluciones.

Voy a la parte de atrás de la casa, dejé el auto estacionado una calle más adelante y ahora vengo subiendo las mangas de mi camisa azul, veo que tan alta está la seguridad y veo los lugares de donde puedo sostenerme para subir, observo que no venga nadie; Ya está.

Subo a como puedo por la pared, sosteniéndome de las ramas enredadas de un árbol acá afuera y llego a la base, me siento lleno de polvo, casi me caigo pero aquí estoy, en la parte de arriba y me levanto lentamente para no caer, van a llamar a la policía. Si es como el fraccionamiento de casa, hay más seguridad que en prisión.

Así que no lo pienso dos veces, veo el césped allá abajo, va a dolerme pero tomé impulso y di un gran salto, cayendo al pasto, me duele tanto el cuerpo que me quedo unos segundos aquí acostado para reconsiderar mi vida, me maree, la espalda me palpita pero tengo que ser rápido.

Me pongo de pie casi a rastras, el hombro me truena pero allá voy caminando con cuidado, atravesando el jardín, también tengo que subir hasta la habitación de Can pero es más fácil, corro un poco, veo a todo mi alrededor y ubico esa habitación, subiendo por las ventanas, los bordes de decoración, y toco el cristal de la persona que está detrás de ella.

-- Can. -- le digo en susurros -- Abre soy yo

Repetí de nuevo y al escuchar como alguien lloriqueo, en segundos abrieron la ventana.

-- Tin.. -- sonríe -- loco.

-- Abre, voy a entrar.

Se quita de la ventana, entro como puedo con su poca ayuda y caigo al piso, su risa me hizo voltear a verlo aunque al escuchar las alarmas de la policía hizo que me pusiera de pie rápidamente. Eran eficientes no había duda.

-- Te van a llevar. -- se burló el pelinegro a mi lado -- Se ha metido un ladrón a mi casa..

Sonreímos un poco, allá afuera se escuchaba interesante y en menos de dos minutos habían gritos por toda la casa.

-- ¡Joven Can! -- gritaban allá afuera -- ¡Alguien entró!

-- ¿Y si te robo? -- tomé su mano

-- No es robo si quiero ir también... -- Le miré -- pero no puedo salir Tinnie, no me e estado sintiendo bien -- niega -- Anda, vamos afuera para decir que no pasa nada.

-- ¿Qué tienes? -- me preocupé -- ¿fue porque salimos?

-- No, no -- me arrastra de la mano -- solo me siento raro, como enfermo..

Avanzamos por su habitación y le observaba al caminar, el seguía con esos parches en su cabeza, por su playera se asomaba la venda en su hombro y se veía un poco pálido. ¿Qué le pasaba?

-- ¡Se ha metido alguien! ¡Joven Can!

Escuchamos esos gritos subir por las escaleras y cuando una de las empleadas apareció, gritó de nuevo y casi me tapé los oídos, Can sonrió, yo también así que lo tomé del brazo.

-- Alto o disparo

Le señalé.
Gritó más fuerte y Can tuvo que golpearme pero nos reímos, aunque cuando la policía apareció subiendo por las escaleras se me quitó lo burlón.

-- Suelta el arma. -- me ordenó con ganas.

Negué para poder explicarle pero me apuntó con el arma y se me acercó, Can abrió los ojos, yo levanté mis manos y me quedé quieto.