OTRA VEZ

Capítulo XVI. ¡Sueltanos!

•Tin•

Entonces escucho los gritos allá afuera de Tull, algunos de Hin, y espero con todo el alma que papá, o el padre de Can no estén aquí.

La habitación está un poco oscura, pero es que lo primero que hice hace un par de horas al no encontrar a Can en casa, ni en su trabajo, y que no contestara el teléfono, fue venir hasta aquí para poner una denuncia, mi cabeza estaba vuelta loca porque con todo lo que ha pasado con mis cuentas de banco, ¿Había otra razón como para saber que se lo han llevado?

No, ninguna.

Pero jamás creí que el primer sospechoso sería yo.

Tenía derecho a una llamada y mi cuñado fue mi primera opción, luego Tull le arrebató el teléfono cuando lo escuchó gritar que estaba detenido, me dijo que no dijera nada y por eso estoy aquí, solo, esperando a mi abogado pero nada de esto me importa, me tienen sin cuidado todos los gritos allá afuera porque lo único que quiero es que Can aparezca.

¿Dónde estás amor?

Cierro los ojos, suspiro discreto y espero que no le hagan nada, que esté bien. Solo eso, ¿Quieren mi dinero?, Que vengan por él. Pero regresenmelo completo.

-- ¡Ya le dije que no puede pasar! -- dicen allá afuera

-- ¡Quitese! ¡Mi hermano está allá adentro y pobre de ustedes que lo hayan tocado!

-- Tranquilicese joven Medthannan.. esto solo es un protocolo, no se le está inculpando..

-- ¡Entonces dejeme verlo! ¡Hágase a un lado!

Y la puerta se abrió.
Abrí un ojo, luego suspiré pero aquel agente venía detrás de él para escuchar nuestra plática.

-- ¡Tin! -- Tull casi me golpea -- ¿Por qué mierdas estás aquí?

-- Can desapareció... -- le veo

-- ¿Cómo? -- abre los ojos -- ¿Desde cuándo?

-- En la mañana.

-- No, no -- ese señor nos calla -- dejen de hablar o esto lo tomaré como evidencia.

-- Bien.. -- Tull asiente -- aquí viene el abogado, interrogelo pero no se pasen de listos.

-- Por favor..

Le señala la puerta, Tull le mira arrogante pero sale de aquí, dejándome a solas con el agente, me siento en una de esas series criminales donde el culpable es el que vende arroz frito.

Saca de la bolsa de su pantalón una pequeña grabadora, y la enciende para después colocarla en la mesa de madera.

-- ¿Por qué está aquí? -- me pregunta serio

-- Mi esposo desapareció.. -- le veo

-- ¿Cuando?

-- En la mañana fue la última vez que lo vi, tampoco se presentó en su trabajo.

-- ¿Y dónde estaba usted en la mañana? ¿Tiene testigos?

-- Trabajando, en la empresa de su padre, y si, los tengo, todos me han visto.

Asiente.

-- ¿Dónde estaba usted en la noche?

Alcé una ceja.

-- ¿Eso que tiene que ver?

-- El de las preguntas soy yo.

Suspiré. -- En casa, con él.

-- ¿Discutieron?

-- No, y si me va a preguntar que si tengo pruebas analicen las sábanas.. debe de haber mucha evidencia de lo que hacíamos..