Capítulo XXVIII. Amargo

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Tin

El café sin azúcar me parece amargo pero no por el echo de que le falte dulce, aun humea, tiene un poco de espuma alrededor de la boquilla de la taza y levanto mi vista para ver al tipo que le da un sorbo a su café con crema. Parpadeo lentamente, le veo con atencion y no entiendo como fue que me convenció en venir hasta acá porque siendo sincero conmigo mismo, ya no confío en todo de él.

Me rogó con una explicación, que todo era un mal entendido y luego ya íbamos en el auto para hablar de su versión.

-- No entiendo porque me involucran Tin.. -- niega -- ¿Crees que yo conocía a ese idiota? Porfavor. Solo recuerdo que me encontré con Can en la cafetería, después estábamos atados, y luego desperté en un basurero a las afueras de la ciudad. Yo no tengo nada que ver.

Le veo fijamente.

"Ahora dímelo viéndome a los ojos..."

-- Hay un audio... -- apenas sonreí -- y no quiero repetir lo que te escuché decir porque te juro que voy a ponerme de pie y voy a golpearte.

-- Tienes que creerme Tin... -- suspira -- no se de qué hablan, lo juro..

Mirándole a la cara, sus ojos, no se si creerle pero sus palabras suenan tan sinceras que me confunde, habíamos sido amigos por mucho tiempo, pasando por situaciones juntos tanto buenas como malas, que no se a quien creerle. Lo único que tenía en mente era que no iba a dejar que Can volviera a pasar por algo peligroso, no iba a arriesgar a mi familia por una moneda al aire donde tal vez él pueda decirme la verdad o no.

Y por eso me puse de pie, dejé el café intacto, ya sin humo saliendo de la taza y algo de dinero para pagar aquello que ahora veo absurdo, no debí aceptar venir con él, y menos cuando puso en riesgo o no la vida de Can.

-- Aléjate de mi... -- Le veo -- déjanos en paz, vete de la ciudad o del país si es que eres inocente, empieza de nuevo, se feliz.. me vale mierda. Pero déjame en paz y no vuelvas a buscarme...

-- ¡Tin! -- niega -- ¿Les crees a ellos? ¡por favor! Can y yo nos caeremos de la mierda pero jamás haría algo así. ¿Cómo puedes creer eso de mi? He estado escondido todo este tiempo, con miedo de salir... y luego me entero de que quieren inculparme a mi cuando yo también pasé por algo traumatico. ¿Acaso me has preguntado como estoy?... pensé que eramos mejores amigos..

Sonreí.

-- Yo ya tengo un mejor amigo.

-- A pesar de todo... Can sigue sin merecerte. Job murió, hizo cosas horribles pero te apuesto a que Can sentía algo por el y tu ibas de idiota a arriesgar tu vida por alguien como él.

Le aventé con el café, se merecía algo peor pero no quería hacer un escándalo, Teed me mira molesto al limpiar su cara, sonríe enojado y niega al verme.

-- Apuesto a que ese bebé no es tuyo. -- se burla -- ¿Lo has pensado? Can estuvo desaparecido dos días, ¿Qué te hace pensar que no hay una probabilidad...? ¿Te lo preguntaste?

Le fui a golpear.
Todo mundo comenzó a gritar y los pasos apresurados de personas hacia nosotros no me detenía para seguir aventandole contra la mesa, él también me empujaba, queriendo hacerme a un lado pero la sangre saliendo de su rostro no me parecía poco, las suplicas para detenernos de los meseros, sus brazos rodeandome para soltarle, Teed me veía desde el suelo y por mas que quería empujar a quienes me detenían para seguir haciendo que se tragara sus palabras, se puso de pie y me miró fijamente, negando al mismo tiempo que se fue casi corriendo y me soltaron cuando el desapareció por la puerta.

Estaba que nadie me podía ni ver, la sangre me burbujeaba del enojo y lo único que pude hacer fue sacar mi billetera, aventarles todo con el dinero que traía y me largué de ahí con la mirada de todos, sentía rabiar, entré al auto más molesto y golpeé el volante unas cuantas veces más.

OTRA VEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora