CAPITULO 05

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Krestell

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Krestell.

Explicarle a un niño de cinco años casi seis que su tío favorito ya no podía cuidarlo era más difícil de lo que imaginé, pero lo que no me imaginaba que aún más difícil era explicarle que tendría una niñera.

—¿Por qué tendré una niñera, mimi?—pregunta Dy por enésima vez en lo que lleva de la tarde. Ya no se que decirle para que me termine de entender.

—Porque tú tío Jerry tenía asuntos que atender en el extranjero y mami no te puede cuidar hasta que no salga del trabajo—explicó.

—¿Pero por qué si ya soy un nino glande, mimi?—se cruza de brazos.

Suelto una carcajada por las ocurrencias de mi hijo. Ya se cree todo un hombre y apenas si tiene cinco.

—Porque aunque seas un niño grande, como dices, necesitas a alguien que cuide de ti mientras mamá trabaja, Dy.

El sultán un pequeño bufido que el aire que expulsa de sus labios hace volar sus rizos.

Llevo toda la mañana y la tarde explicándole a mi hijo lo mismo y al parecer él no se cansa de preguntarlo. Ha sido persistente con la pregunta que ya me la sé de memoria, pero que aún así continuo contestándole.

Es igual de intenso que su padre.

Me vuelvo hacia él que está sentando en la encimera después de meter al horno su tarta favorita de fresas.

—Dy, cariño.—llamó su atención— Mañana vendrá tu nueva niñera—le explico,nuevamente, cómo si mi hermano antes lo fuese. Bueno, en gran parte lo era.—Quiero que te portes bien, ¿me escuchas?—le hablo, seriamente.

—Shi, mimi.

—Buen chico—besó el puente de su nariz para después volverme a la tarta esperando por un ansioso Dy en el horno.

Al darse un buen banquete con la tarta que le prepare, Dy cae rendido al rededor de las ocho y quinto de la noche bastante cansado luego de que correteáramos por toda la casa y lo apapache y llene de besos entre muchas cosquillas. Me sentía más relajada que antes porque me he dado cuenta que mi medicina es y siempre será mi pequeño, mi razón de vivir. Mio, mi hijo.

Me di una ducha porque no pensaba acostarme toda sudorosa después de haber corrido toda la casa, eso si jamás. Me adentré a las sabanas en mi cama cuando tenía mi pijama puesta no sin antes revisar unos cuantos mensajes de Andrea, mi padre y Jerry, este último me decía que había llegado bien a Escocía. El mensaje que más me llamo la atención fue el de mi mejor amiga la cual me decía:

LITTLE SECRET [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora