LITTLE SECRET [+18]

CAPITULO 10

Krestell.

Me quedó estática cuando veo a Demon propinarle un fuerte golpe a su hermano. Demian se tambalea hacia atrás llevando su mano a su nariz la cual destilaba líquido rojizo y metálico.

—Joder...—se queja él protegiendo la zona afectada.

—¿Que diablos haces aquí?—juro que casi le sale humo por las orejas y la nariz a Demon.

—Al menos puedes saludar ¿no?—agrega su hermano observando la sangre que mancha sus dedos.

—A ti no te tengo que saludar—suelta el padre de mi hijo entre dientes antes de balancearse sobre su hermano nuevamente, golpeando esta vez el lado izquierdo de su cara.

Demian esta vez no puede sostenerse y termina en el suelo privado del aire por el golpe.

Yo aún continúo estática, no me muevo, no parpadeo, ni siquiera sé si respiro lo único que sé es que no puedo apartar los ojos de los dos hombres frente a mis ojos.

Demon al parecer pierde el control y se sube encima del cuerpo de su hermano en el suelo, tomándolo por sorpresa, pero rápidamente perdiéndola ante los puños de su hermano que chocan con su mejilla con constancia.

Anne me dice algo, pero no logro escuchar bien que es, cuando Demon alza su puño nuevamente con intenciones de volver a golpear a su hermano, mis pies y consciencia cobran vida y automáticamente corro en su dirección colocándome encima del cuerpo moreteado de Demian ofreciéndome como escudo.

—¡No, Demon!

Espero el golpe, pero nunca llega, en su lugar cuando abro los ojos la mirada severa y molesta de Demon me recibe. Trago con fuerza tragándome la angustia que no desaparece.

—Ya basta Demon—mi voz suena aguda y temblorosa—. Es tu hermano—le recuerdo lo que ya sabe.

—Este cabron no recordó que era mi hermano cuando se metió con la que se supone era mi novia—suelta él levantándose.

No me había percatado de que la presencia de Anne y Thomas seguía aquí sino hasta que escucharon esas palabras saliendo de la boca de Demon y el jadeo de Anne haciéndomelo saber.

—Maldita sea, ya te expliqué, no todo, pero lo hice, ¿que no fue suficiente?—el nudo en mi garganta se formaba cada vez más a medida que tragaba de deshacerlo fallando en el intento.

Demon niega con una sonrisa sarcástica.

—¿Es eso suficiente para ti si fueses tú en mi lugar?—me enfrenta.