LITTLE SECRET [+18]

CAPITULO 06

⚠️ADVERTENCIA⚠️:
Como esta categorizada la historia (+18). Este capítulo (y muchos más de esta historia) contiene escenas explícitas de sexo, si no es de tu agrado eres bienvenida a irte y dejar de leerla. No malgastes tu tiempo en hacer malos comentarios, créeme que estarías sofocándote y perdiendo el tiempo así que, estás adevertid@.
Sin más, continuemos con la historia.
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Krestell.

Si los ojos se le saliesen a las personas por la sorpresa o de la impresión, los míos ya estuviesen en Hawái bailando el ula ula con Lilo y Stich.

No me culpen, mi hijo me tiene la cabeza demasiado ocupada con sus caricaturas y películas de Disney.

La figura, aún en el umbral de la puerta, me desmecha con sus ojos repasándome de arriba hacia abajo como si buscase algún ápice de duda de que reconoce a la mujer frente a ella, ósea yo. Pasó saliva sin atreverme a mediar palabra alguna al igual que la mujer frente a mi, pero cuando junto todo el valor hacerlo ella lo hace a mi compás, ambas murmurando muy bajito:

—Dasha—empiezo yo.

—¿Krestell?—finaliza ella.

Vuelvo a pasar saliva, temiendo a todo en estos momentos, pero también con el pensamiento de lo mucho que se enojará el idiota de mi jefe y mi jodido ex si llegó tarde. Dios santo, estoy perdida.

¿Y ahora es que te das cuenta, pedazo de tonta?

No medió ninguna palabra esperando que la mujer frente a mi tome la iniciativa de esto, pero no lo hace, solo se dedica a mirarme haciendo la misma búsqueda que antes en mi.

Dasha Rizzo, la menor de los Rizzo y el talón de Aquiles de su hermano mayor. Si, la mujer parada frente a mi es hermana del padre de mi hijo, mi estupido jefe y jodido ex, lo que la hace a ell mi ex cuñada y la tía de mi hijo.

Bualaaah. Perfecto ¿no?

Claro, claro.

—¿Eres la Krestell que yo conozco?—pregunto , perpleja—. ¿Eres la Krestell de mi hermano?—¿Que?

Trague con fuerza so pensando lo que acaba de salir de su boca y lo que yo diría a continuación.

Me recompongo dispuesta a encararla, no huiré de esto, no esta vez.

—Si, soy yo.

—Pero...¿como es que...?

Sus palabras quedan flotando en el aire cuando el gritito de Dy se hace presente en nuestra aura de tensión, avisándome a mi y a su de su presencia acecinándose hacia nosotras.

—¡Mimi!—canturrea mi hijo.

La cabellera castaña de Dy, igual a la de su padre, se hace presente en mi campo de visión a medida que se acercaba brinquito tras brinquito hacia nosotras. Sin poder evitarlo, mi vista viaja a la mujer con el semblante más perplejo que antes y con una mosca a medio invadir su boca.