CAPITULO 16

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Demon

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Demon.

Aprieto mis manos y mis dedos alrededor del volante con ira y furia emanando de mi cuerpo. Inclusive creo que me sale humo de las nariz y las orejas de lo tan enojado que me siento.

Maldita sea.

Un hijo.

¿Cómo se atrevió a ocultarme a mi hijo durante tanto tiempo? No. ¿Cómo mi maldito padre se atrevió a amenazar a la mujer que amaba y a mi hijo? Mi hijo. Mi propio padre amenazo la vida de mi hijo, su nieto, eso malditamente no se lo voy a permitir. Krestell tiene razón, tengo el juicio nublado en estos momentos, pero no me importa, esto no se va a quedar así.

Giro el volante para estacionarme cuando detengo el auto justo en las puertas de la empresa de mi padre. Undo los botones del ascensor cuando ingresó en la instalación para subir al último piso que es donde debe de estar el maldito hombre al que he llamado padre todo este tiempo.

Maldición, lo sabia. Sabía que se traía algo entre manos ese día cuando estaba muy apurado porqué me marchase. Maldito astuto.

—¿Donde está mi padre?—Pregunto, nada más salgo del ascensor y llego a la recepción.

La mujer al otro lado del mostrador pasa saliva cuando sus ojos escanean todo mi rostro. Probablemente tenga las orejas rojas y las venas palpitantes en mi cuello, producto de la furia que invade cada poro de mi cuerpo.

—Su padre se encuentra en una reunión en estos momentos, joven Rizzo.—informa, lentamente.

—Necesito hablar con él.

El intento de calmarme se va por la borda cuando lanza las siguientes palabras en mi dirección:

—Me temo que eso no será posible ahora, joven Rizzo. Pero si quiere puede esperarlo que yo le hago saber que usted está a...

—¡No!—el tono de mi voz la asusta, pero no me importa. Si asustada tiene que estar para hacer las cosas pues que lo esté—. Necesito verlo ahora mismo o toda está maldita instalación se va al carajo hoy.

No controlo lo que sale de mi boca. No tengo la cabeza ni el razonamiento en estos momentos para hacerlo. Lo único que quiero es verlo y que me diga a la cara lo que hizo hace años porqué si, creo en Krestell, le estoy dando el beneficio de la duda y conociendo lo maldito miserable que puede ser mi padre, creo que no mintió en lo que dijo.

—¿Lo vas a llamar o tengo que entrar por mi maldita cuenta?

Honestamente no sé ni qué hago pidiendo permiso cuando él ni se inmuto al amenazar a la madre de mi hijo y de paso a él también. No espero respuesta por parte de la mujer y me guió hacia el salón de juntas de la empresa donde seguramente mi padre está dando una de sus tantas reuniones tan importantes —incluso más que mi madre, mis hermanos y yo. Siempre fue así—.

LITTLE SECRET [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora