-Mi mamá me llamó diciendo que mi papá está complicado. -Dijo Manu hacia el ruliento, con una voz de incertidumbre. -Necesito ir para allá ahora.
-Lo más pronto que hay es mañana. -Respondió Edgar, mirándolo, luego haber estado escribiendo cosas en su PC.
-Por favor. -Suplicó el menor. Edgar tan solo asintió.
En menos de veinte minutos, el ruliento ya había comprado los pasajes. Se iría al día siguiente y no tenía pasajes de vuelta.
-¿Crees que puedas ir conmigo? -Preguntó el rubio por alguna posibilidad.
-¿Quieres que vaya? -Preguntó Edgar.
-Me harías mucha falta si voy solo. -Hizo pucherito y Edgar rio resignado.
Viajaron y Edgar se quedó en un hotel mientras Manu iba al hospital a ver a su padre.
-No te podi' ir po, viejo. Tienes que verme con título en mano todavía. -Dijo Manu, con su mano aferrada a la de su padre.
-Tranquilo, hijo. Sí voy a estar. -Su padre agarró sus manos con más fuerza. A Manu se le salieron unas lágrimas, tenía miedo de que en cualquier momento, su padre podía irse y él no hubiese estado con él. Se sentiría demasiado culpable.
Pasaron las horas y las visitas habían terminado, poco y nada había hablado con su madre y ya era hora de volver con Edgar. Este lo estaba esperando con un coctel en la habitación, estaba bien vestido y a Manu le dio pena estar en ropas sueltas y con los ojos hinchados por llorar.
-Ay, me hubieses avisado de que traerías esto pu'. -Reclamó el menor. Bastaron solo dos segundos para que se cubriera la cara con ambas manos, estaba demasiado triste.
Edgar se percató de que Manu estaba llorando y se acercó para envolverlo en sus brazos y en su pecho.
-Tranquilo. -Dijo Edgar amablemente. Acarició aquella cabellera rubia con suavidad, pronto se llevó hacia la cama y se acostaron.
Edgar dejó que Manu pusiera su cabeza en su pecho, de esa forma, podía seguir acariciándolo. Manu se durmió primero, Edgar notó que las lágrimas del menor se estaba secando, dejando una marca blanquecina por el camino que habían recorrido. Para el ruliento también era una mala noticia, se había llevado tan bien con el padre de Manu desde el primero momento, así que compartía la tristeza de Manu.
Se obligó a quedarse en esa posición para que el rubio estuviese cómodo así que se durmió con su ropa de salir puesta.