Capitulo 24

124 16 4
                                    

CHRISTIANO.

Veneno.

La herida se abrió un poco, ni siquiera me duele no siento nada porque mi cabeza no esta metida en mi dolor, sino en lo que veo a lo lejos.

Tiene a la hermosa niña dormida en brazos, se mueve de un lado al otro meciéndose con la mirada del maldito imbecil sobre ambas.

Tuvo una hija. Se repite en mi cabeza.

Joder, debería estar saltando en un pie, cumplió su sueño, realmente puede ser feliz porque cumplió lo que tanto quería pero... ¿Por qué no me siento tan feliz por ello?

Egoísta. Si, soy egoísta por no festejar su alegría, por no festejar el triunfo de su sueño porque no fui yo con quien la tuvo.

Porque no fui yo con quien la crió, con quien vio sus primeros pasos, su primera palabra, su primera sonrisa. Porque no fui yo quien le dio la mano en el parto segundos antes de traer a la criatura más hermosa del universo a la vida misma.

Me carcome el pecho, me duele el corazón no ser yo quien las esté mirando así como lo hace ese mísero hombre que no tiene nada para darles mientras yo tengo palacios que con gusto mandaría hacer por las dos.

Por eso la veía deliciosa, por eso la veía tan diferente tan mujer, tan... Hermosa y pues claro, su cuerpo cambió, fue madre, estuvo embarazada y la mera imagen me genera.. Sensaciones que no puedo ni describir

Su imagine con una barriguita redonda, vestidos ajustados por eso mismo, sus ansias de comer. Recuerdo lo que era Alexa con los mellizos, sus primeros pasos y palabras, todo lo relaciono con Katherine y me duele más el alma.

-Dime la verdad de todo esto, porque las personas empresariales tienen enemigos pero no de los que tienen armas, Katherine. ¿Qué clase de negocio es este? -le dice muy cerca.

No escucho lo que ella trata de decirle. Mentiras, de seguro.

Se ha vuelto muy mentirosa, trato de no odiarla, de no detestarla por todo lo que ha traído oculto con su aparición pero no puedo.

Ha vuelto tan mentirosa que me dan tantas ganas de darle un buen escarmiento, un buen castigo para que aprenda a no mentirle a la gente que la rodea. Y mucho menos a mi.

Le daré un escarmiento donde tenga mi mano en su boca...

Aparto el pensamiento sucio de mi cabeza, no merece que fantasee con ella, de hecho no quiero hacerlo pero verla a lo lejos me da vista de su perfil y santa madre de dios. ¿Cómo carajos dejó que ese imbecil de dos centavos tuviese oportunidad con ella?

La mera imagen me asquea y termino apartando al médico que me curaba la herida.

-Largo, déjela así.

-Chris aun no termina -dice Kristen y la callo de una mirada.

-Largo, ¡Todos! -trueno y espero a que me mire- Tú no, tú te quedas.

La señalo y sabe que le conviene quedarse porque voy a ir por ella y no será de una forma agradable.

Los recuerdos de su espalda baja, de su trasero levantado... Sus gemidos...

Maldita sea.

Todo lo que hicimos juntos se proyecta como una película en mi cabeza, pero mi cerebro me juega una mala pasada imaginado tales cosas con él y eso me termina de enfadar.

Me levanto de la cama, no puedo controlar la ira que me toma y que comienza a transformarme en la persona que siempre seré si se trata de todo lo que abarca Katherine Mussolini.

Tú Decides. [#3] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora