Capítulo 13.

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KATHERINE.

DOS DÍAS DESPUÉS.

Búlgaros.

-¿Qué es lo que necesitas para seguir en este juego? ¿Quieres que te maten?

Ni un ejercito podria matarme, pienso en mi mente.

-Vine por mi hija, ¿Crees que me da miedo que un hombre quiera matarme? Ni siquiera te conozco a ti lo suficiente como para quedarme aquí.

Se cruza de brazos.

-Gia, a ver si comprendes, no es un simple escolta, es un sicario -dice y suelto una risa- ¿Te parece gracioso lo que te digo?

-Me parece gracioso que creas que un sicario pueda conmigo. Mira Isaías, no busco problemas, solo me quiero ir a buscar a mi hija y volveré por donde llegue. Fin.

-Si pero las municiones que tanto buscas no las tendrás de un día para el otro porque son armamentos que me cuesta conseguir -dice.

-Entonces dime donde y las consigo yo misma.

Bufa.

-Ya estuve aquí dos días, dormí contigo en la misma cama, cené y me duché en esta casa. Te lo agradezco pero ya no soporto no ver a mi hija, comprende y dame lo que te pido -suelto- Me voy a escapar y realmente no quiero armar un escándalo.

Se posa frente a mi, a tan solo unos pasos. El aroma me desestabiliza porque es delicioso y caro, sin embargo nada de lo que tiene podría llegarle al menos a los talones de...

-De acuerdo te llevo yo.

-¿Disculpa?

-Dime la dirección y te llevo yo mismo, tengo dos pistolas con sus cartuchos llenos -dice y toma las llaves de un coche- ¿Vas a ir vestida así?

El corazón me pega un salto, el que vaya conmigo ayuda porque su estupido sicario de ir sola me seguiría y no quiero involucrar a mi hija en estos asuntos de muertes, armas y explosivos.

La quiero lejos de todo eso.

Me coloco un vestido blanco corto y suelto, unas sandalias bajas y ato mi cabello en un moño. Es la ropa que me queda de mi bolso, no quiero usar nada de aquí y por ello lavo mi propia ropa para usarla otra vez.

Ella nació para esto e incluso más. Se repite en mi cabeza. Ella es una líder.

Que sea líder de porristas, de una academia de danza, de defensa personal, de lo que ella desee pero no de estas organizaciones que solo quemaran su cabeza.

Bajo a los trompicones de las escaleras con el bolso en mano pero me encuentro a la cría que me mira de pies a cabeza.

-¿Te vas a ir ya?

-Vine por mi hija, la buscaré y me iré a casa -acaricio sus mejillas.

-¿Puedo visitarte cuando estés en tu casa? -indaga y asiento.

-Claro que puedes, son tan solo horas y con gusto te presento a mi niña.

Me abraza con fuerza y su padre entra a la casa luciendo gafas de sol.

Le besó la frente y me alejo con cierto sentimiento de nostalgia cuando abordo el coche y el sube detrás del volante.

-¿Tienes la dirección? -dice con molestia.

-No, pero te guiaré hasta donde creo que está.

Enciende y comenzamos el viaje siguiendo mis indicaciones de doblar por aquí, de seguir más adelante y mis pésimas indicaciones de copiloto.

Tú Decides. [#3] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora