Capítulo 32.

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CHRISTIANO.

Traidor.

Despierto con ella en brazos, no se en que momento me quedé dormido pero aun la tengo en brazos y a pesar de todas las mentiras que poco a poco salen a la luz, tenerla entre mis brazos después de todo es la sensación más linda del mundo.

La abrazo, me siento culpable por lo que pasó, no sabía que reaccionaría de esa forma... Me dejó mas que claro que tiene un trauma y sin duda es el mar.

Me deja embobado la belleza que tiene y la exquisitez que carga como labios, los cuales te sumen a una tentación disfrazada de infierno puro.

Es una diosa, una sensual y escandalosa diosa.

La miro por un segundo para entender que fue lo que vio en mi semejante mujer pero sus ojos se abren tumbandome de la cama cuando me empuja y termina cayendo del otro lado también.

-Lo siento, lo siento -dice rodeando la cama ayudándome a levantarme- No sabía que... Dios santo, ¿Es de noche ya? ¿Y Marina? 

-Marina esta con Rosetta y Feliciana preparando la cena -la calmo- Al parecer tiene un hobbie, y le gusta cocinar.

Como a mí.

Embozo una sonrisa y se queda mirándome. 

Su ropa aun esta húmeda, no tiene sostén y me acabo de dar cuenta de ello.

Carraspeo y se da cuenta sola cubriéndose con las manos.

-Joder lo siento, que vergonzoso.

Le avergüenza que sus pezones se marquen olvidándose de que son el hombre que mas conoce su cuerpo que ella misma. 

-Lo que pasó yo... Te pido perdón no sabía que tenías..

-No te preocupes, gracias de todas formas me ayudaste al menos, pensé que me ahogarías por un momento -ríe un poco.

-Planeaba hacerlo, de hecho aún lo planeo -rio- Tal vez lo haga con algunas almohadas -suelto y me mira esperando el impulso cuando la empujo a la cama poniendo todas las almohadas sobre su cuerpo subiendo sobre ella.

Suelta a reír de una forma tan natural y contagiosa... Porque así es su risa, natural y contagiosa que desata la mía desestabilizandome cuando me empuja y ahora es ella quien esta sobre mi con una almohada en mi rostro.

-¡¿Están jugando sin mi?! -grita la vocesita que nos hace mirar hacia la puerta donde la vemos cruzada de brazos con el ceño fruncido.

-¡Ven ayúdame a matar a este malvado duende! -grita ella y la mira.

-¿Un duende? ¿En serio? Soy mas hermoso que un duende.

Suelta a reír y siento a Marina en mis piernas golpeándome con almohadas que le cuesta levantar desatando la risa de su madre a quien me detengo a observar cuando muestra la perfecta dentadura que tiene.

-Te traje a tu nani -le digo cuando se calma y sonríe feliz- ¿A quién más extrañas? Que voy y lo busco.

-A mis abuelos -dice y miro a Katherine- Tomi y Juli.

-¿Tomi y Juli? -indago.

-Los papás de Sam...

-Oh... los papás de pobretón -me molesta que le diga abuelos- Bueno a ellos no los buscaremos.

-¿Por qué no?

-Porque deben estar ocupados, mi princesa. Te buscaré otros abuelos.

-Podemos ir a verlos si te apetece mi cielo -le dice ella- Viajar allá y verlos un rato.

Tú Decides. [#3] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora