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Hoy iba a estar muy interesante.

Iba a casa de mi abuela, con Jayden en su auto, mientras íbamos, debes en cuando él ponía una mano en mi pierna descubierta — por que llevaba una falda — y la apretaba.

— Ya quédate quieto.

— ¿Me vas a decir que no te gusta?

No respondo, a decir verdad, si me gusta.

— Hace tiempo no te pregunto, ¿Cómo va el libro que estas escribiendo?

— Supongo que bien, voy en una parte muy especial.

— Cuéntame.

— ¿Enserio?

— Si, de que trata esa parte.

— Pues como es romance... - rueda los ojos — ¡Oye dijiste que te dijera!

— Si, si, sigue.

— Pues están en el bosque, están a punto de...ee...

— A punto de fo...

— No seas tan directo ¿okey?, bueno están haciendo eso y pues llega la manada de la protagonista, el chico le toca esconderse y pasa cosas chistosas....

— Espera ¿manada?

— La chica es una mujer lobo y el chico un vampiro, amor prohibido.

— Mmm...

— Si, ya se es una tontería.

— No es una tontería, suena interesante, bueno ya tienes a un lector comprometido con tu historia, aunque todavía no la conozca, ya soy fan número uno.

Rei y le di un beso en la mejilla, eso hizo que sonriera.

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Llegamos a casa de mi abuela, oprimí el timbre y Jayden palideció.

— Ya me arrepentí.

— ¿Jayden del cacho, está asustado?

— Si, si lo estoy, no son tus papas, pero estoy asustado ¿Qué tal si no le caigo bien?

— No somos novios, no pasara nada.

— Por cierto, tenemos que hablar sobre eso...

La puerta se abrió y mi abuela salió, nos recibió con una sonrisa, nos miro, pero se detuvo en el señorito a mi lado.

— Abu — la abrace — ¿Cómo estás?

— Bien... Eria, ¿él es?

— Te presento a Jayden.

Este le tendió la mano, ella la recibió con desconfianza, a decir verdad, yo también estaba nerviosa.

— Así que tú eres el que le rompió el corazón a mi Eirita.

— Eh... — Jayden se sonrojo.

— ¡Abu!

— Tu sabes como soy, bueno ¿van a seguir o no?

Pasamos a la casa, Jayden no se despegaba de mí, reí por su comportamiento, cuando mi abuela volteo y nos quedamos quietos como momias, esa señora si sabia intimidar.

— Les traeré algo de tomar.

Se dirigió a la cocina, nosotros nos sentamos, uno al lado del otro, cuando volvió, nos entregó unos vasos y tomamos de ellos.

— Agradece que se me acabo el veneno.

Jayden mira el vaso alarmado, yo solo rio.

— Es broma, la última vez no función — le sigo el juego.

Nuestro esplendor (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora