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Hoy conocería a Emili — la hermanita de Jayden — y también me vería con Mia.

Jayden me recogía en mi casa para ir a un centro comercial, donde me encontraría con Mia, pero antes pasaríamos un rato con Emili.

— Jay, Jay — dije subiendo al copiloto de su auto.

— Copito.

Antes de que me diera un beso, voltee a ver a la personita que estaba en asiento de atrás mirándonos de mala gana.

— Tu debes ser Emili, soy Eira, la...

— La novia de mi hermano, si ya lo sé, no me lo recuerdes.

Jayden rio al ver mi cara de sorprendida, a decir verdad, ya estaba acostumbrada a que me hablaran así, pero ya me hablaba mal sin habernos conocido.

— No seas así, Mili — Hablo Jayden — veras como te agrada.

— Ninguna de tus novias me ha agradado.

— ¿Acaso cuantas has conocido? — pregunte.

— Como cincuenta o más.

— Esas no eran novias — encare una ceja mirándolo — ¿Qué? Solo e tenido dos novias en mi vida, las otras fueron solo ligue, nada serio.

— O sea ¿si fueron cincuentas o más?

— Eh...Si.

— No sabia esas cosas de ti, Jayden del cacho.

— Pasado pisado.

— ¿La dejas decir tu apellido? — pregunto Mili — ¿No que lo odiabas?

— Cuando ella lo dice no.

Vi de reojo que Emili rodaba los ojos mirando hacia la ventada que tenía al lado.

— Te va a gustar mucho la sorpresa que te tenemos Mili — hable amistosamente.

— No me digas Mili, el único que me puede decir así es Jayden y tampoco me hables como una niña chiquita.

— Okey...

Me acomode para ponerme el cinturón de seguridad, viendo la cara de diversión de Jayden, lo fulmine con la mirada, levanto las manos a forma de rendición, sin dejar su tonta y perfecta sonrisa.

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El trascurso del viaje fue un poco incomodo, a veces pillaba a Emili comiéndome con la mirada, debió conocer a muchas chicas que les cayó mal y piensa que voy a ser una mas de las que odia.

Jayden había ido a comprar unos tictes para montar en unas atracciones, mientas lo esperábamos Emili se me acerco.

— Escucha muy bien Jalela o como te llames, Jayden es mío, así que vete bajando de esa nubecita, a la única que quiere es a mí.

— Oh, se que es tuyo — quise jugar su juego — no te preocupes por mí, no te lo voy a quitar, solo que no creo que a Jayden le gustara que me estés hablando así, o ¿sí?

Se quedo dudando un momento, sin apartar sus ojos.

— La primera que me habla así — asintió con la cabeza lentamente — buena respuesta.

— Se defenderme, con palabras.

— Yo estoy aprendiendo a golpear, para dejarlos callados, pero de otra forma.

— También se golpear, pero ¿No eres muy niña para pensar eso?

— No soy una niña.

— Bueno perdón Fócil de dinosaurio.

Nuestro esplendor (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora